La violencia heteropatriarcal y estatal, una indigna constante
Entre lametazos gatunos y algunos ladridos nos despertamos pronto en la mañana fría en La Huerta, un pueblito pegado a Villa Giardino, el catarro de Marilina amenaza con llevarla al colapso.
Nos acogen en una casita hermosa de barro con ventanas pequeñas y estructura de madera. Enseguida nos sentimos como en casa y nos levantamos a desayunar en la compañía de Mika, Romina, Albertina y Cintia del colectivo Marea Diversa.

El miércoles ha sido un día de reflexión, lecturas, correos y preparativos. En ALSO no se habla de otra cosa: esta noche fiesta sorpresa a Reiner, que se va a trabajar a Berlín, a una actividad de asesoramiento en una institución que le abre muchas posibilidades.
El lunes por la mañana nos despertamos pronto para hacer trabajo interno: había que arreglar las maletas, los libros y gestionar los viajes de los destinos siguientes. Pasamos la mañana en casa de Lichi, Nadia y Lucas, organizado cuestiones de gestión de viaje y realizando algunas tareas de autocuidado, nos cocinamos una comidita rica y nutritiva y descansamos un poco.
En la mañana de ayer 12 de septiembre se han repartido varios kilos de chorizo con el ánimo de denunciar los recortes contemplados por el equipo de gobierno para este año en las ayudas de emergencia social. En concreto, se han reducido en un 2%, hasta los 960.000 euros. A pesar de que dependen de estas prestaciones 1.300 familias barakaldesas.Sin embargo, se incrementa la partida presupuestaria para salarios de políticos y asesores municipales.
Fue en 1988 cuando nos encontramos por primera vez con las compas de ALSO, aquello fue en Dusseldorf, en lo que era un Encuentro Internacional de grupos y colectivos de lucha contra el empobrecimiento y la Exclusion Social. Allí se dio forma a lo que se llamara AG-IV, digamos el espacio internacional de enredos. Y las gentes de Baladre, con las de ALSO y otras muchas, impulsamos y dimos vida a ese espacio.
Como comentábamos en la crónica anterior, llegamos a Alhorn, a eso de las nueve y media de la mañana. El lugar ya nos resulto conocido, era una de las distintas visitas que hicimos años atrás con Guido. Se trata de los locales de una organización similar a la Cáritas católica, llamada Diakonise que sería la similar de la Iglesia Evangelista de Alemania. En sus locales durante todas las semanas, las compañeras de ALSO van a realizar diferentes atenciones, sobre todo consultas. Digamos que es el lugar, uno de ellos, de los puntos de información móviles de ALSO en la región.
Con las sábanas aún pegadas salimos por la mañana hacia la Facultad de Economía de la UNC para llegar a las XII Jornadas de Economía Crítica y las I Jornadas de Economía Feminista. Este es el primer año que se configuran las jornadas en el formato de dos días (viernes y sábado) y que se realizan las jornadas de economía feminista, así que andábamos de estreno. Y hoy podemos decir que fue un éxito.
Tras meses de correos y llamadas telefónicas, se fue definiendo lo que ya esta siendo el cuarto año consecutivo de enredo por Alemania de las baladrinas de la Península Ibérica. En realidad es el trigésimo primer año de enredos, nada menos, pero son los últimos cuatro años, los que asumimos de manera colectiva dar continuidad a los enredos y avanzar en los vínculos que nos lleven a actuar juntas y a generar más mecanismos de Apoyo Mutuo.
Después de un largo viaje nocturno en colectivo llegamos directas desde la enloquecida Buenos Aires a una más tranquila Córdoba. El ambiente ansioso de los porteños cambia completamente en la ciudad cordobesa que nos recibe con frío pero con un sol reconfortante.
Días intensos donde los haya. En Argentina las noticias de la mañana siguen cayendo como un cubo de agua fría respecto al precio del dólar. Además, en Buenos Aires, lejos de acercarse el calor primaveral, rondamos los 3 grados y el frío se hace presente congelando también algunas sonrisas.
Por falta de información no te quedes sin derechos!
Comienza un nuevo día con nuestros cuerpos y mentes descansadas tras el sueño reparador y en la acogedora casa de Fabio y Claudia un aroma a café nos llama a la mesa para arrancar el día.