La estancia en Bahia nos lleva a cruzar caminos con numerosos proyectos de lucha y resistencia feminista. Hace unos días estuvimos en la primera Plenaria de mujeres del Piemonte Norte de Itapicuru; un territorio del noroeste del estado de Bahia, rural y con menos infraestructuras que las áreas próximas de la grandes urbes. Pero la proximidad no es garantía en lo que se refiere al desarrollo de políticas, programas y recursos para combatir la violencia machista.
La ciudad de Salvador de Bahia es una gran metropoli con cerca de 3 millones de habitantes. En los años 50 las grandes empresas de Brasil se ubicaron en la ciudad devido a las isenciones fiscales, con todas las comodidades proporcionadas por el poder público. Esto supuso que muchisimas gentes del rural del interior del estado de Bahia se desplazaran a Salvador en busca de empleo. Las periferias se llenaron de barracones sin las mínimas condiciones de habitabilidad saneamiento, luz, agua, etc), ya que no podían asumir el alquiler, bien por la precariedad laboral o porque en su mayoría no conseguian el empleo deseado. En los años 80 el gobierno retiró las isenciones fiscales a la gran patronal y estas se marcharon, dejando miles de personas sin empleo y agravando aun más la situación.
Una de las gratas sorpresas que llevamos en estas semanas baladrinas en Salvador fue dar con el CEAS, el Centro de Estudios y Acción Social. A través de Raul Zibecchi contactamos con Manolo Nascimento y Thaianna Valverde, que nos recibiron en la sede de la organización. Los inicios deste proyecto vinieron de la mano de los Jesuitas en 1967.
Las actividades se sucedieron con velocidad estos días en la ciudad de Salvador. Hoy nos desplazamos a la parte noroeste del estado de Bahía, a unos 400 km de distancia de la capital. Una zona muy diferente a la que estábamos acostumbradas estos días, denominada el Sertão. Esta zona tiene importantes problemas de sequía lo que condiciona de manera importante la vegetación y las posibilidades de trabajar la tierra.