Escribo ya desde el barrio dónde crecí, con su diversidad de construcciones, los puestos de fruta en la calle, la música alta a cualquier hora, las aceras medio rotas. Pero también de los saludos de las vecinas a mi padre, de que echen un ojo a mi abuela cuando va hasta la tienda, preocupándose de que no resbale, interesándose por su salud. Resquicios de vida comunitaria en el centro de una ciudad herida por la desigualdad. Por un lado los altos y sofisticados rascacielos, con videovigilancia y lujo carcelario. Al lado las ocupaciones en las lomas, el laberinto de casas, escaleras, crianzas, perros sueltos, plataneros. Los barrios populares donde la vida se desarrolla desordenada, compleja, pero sobre todo pulsante.
Hasta tres encuentros para buscar los billetes más económicos y encajar las necesidades y circunstancias de cada una. Dos reuniones más para preparar el viaje, listando y repartiendo tareas. Búsqueda de contactos, pesquisas, lecturas previas, selección de materiales.
Nuestro viaje inició con una pérdida valiosa para todas por parte de la compañía Air France, al llegar al aeropuerto de Buenos Aires nos perdieron una maleta cargada de títulos, algunos de ellos cubrirían nuestra financiación del tour con su venta, de nuestra querida editorial y enseres personales de una de nosotras. Al dirigirnos a la cinta para recoger el equipaje, nos dimos cuenta que las maletas que circulaban habían pasado un par de veces y a nosotras nos faltaba una... Una trabajadora de la compañía se dirigió a nosotras preguntandonos por el apellido y Arrabalí aparecía en primer lugar en su lista de equipajes perdidos, nos redirigió a la oficina y ahí nos facilitaron un código para hacerle el seguimiento online, en teoría llegaba al día siguiente a Ezeiza o a la casa de Tefi en Caballito pero esto no sucedió.
Hace ya un mes que salimos de Madrid dirección Argentina, este gran país lleno de gente lindísima que nos ha abrazado con fuerza y cariño todos los días de nuestra estancia aquí.
Con mucho pesar nos despedimos de Uruguay, nos llevamos el recuerdo de una ciudad tranquila, sencilla y relajada, y el amor de todas las personas y lugares por los que hemos transitado: Martín, Andrea, Pola, Raúl, Mariana, Dulcinea, Fer,... Que mes más intenso y que sensación más rara volver a Buenos Aires sabiendo que es la última parada, que no tenemos más libros que organizar ni trayectos que realizar... se acabó el viaje.