Bonilla vende la sanidad pública andaluza

viñetaEn pocas palabras. 15-M Ronda.- El jueves 2 de marzo la Junta de Andalucía ha publicado, en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, la Orden que abre paso al uso de las empresas privadas en la Atención Primaria.

Este paso supone un golpe durísimo al Servicio Andaluz de Salud y sus profesionales y a toda la ciudadanía. Hemos pasado de un derecho constitucional en el artículo 43 y una sanidad de las mejores del mundo, a un deterioro grave de la Sanidad Pública, cuya competencia es del 100% de la Junta de Andalucía y que está desmantelando progresivamente en los últimos años, llevando ya a 1,7 millones de personas a optar por contratar un seguro médico para recibir un servicio más ágil. El seguro privado crece a mayor ritmo en Andalucía que en el conjunto del país.

Andalucía está por debajo de la media en gasto sanitario por habitante, 22 euros por debajo de la media española que alcanza los 268,5 euros, y se sitúa en novena posición con respecto al resto de regiones.

Según los últimos datos disponibles del Ministerio de Sanidad, la comunidad andaluza es la que menos camas hospitalarias por habitante tiene (solo Ceuta y Melilla tienen una tasa peor), y además es la que tiene menos personal médico y de enfermería en atención especializada en relación al tamaño de su población.

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La población andaluza tiene que esperar de media 107 días, tres meses y medio, según los datos de Sanidad a junio de 2022. Son casi 40 días más que la media del conjunto del país (79), y es, con Canarias, la única comunidad donde hay que aguardar más de 100 días para ser recibido en la consulta de un especialista.

El personal médico y de enfermería en Andalucía está por debajo de la media del país en todos los ámbitos, con 1,51 médicos y 3,04 enfermeras especializadas por cada 1.000 habitantes, es la comunidad autónoma con menos personal sanitario especializado en relación con su población.

Estamos asistiendo a un creciente aumento de la derivación a la sanidad privada, ya que al no haber plantilla suficiente, muchos hospitales comarcales están reduciendo su actividad obligando a que la ciudadanía opte por la sanidad privada.

La Sanidad Pública andaluza se deteriora por la falta de plantilla, por las largas listas de esperas que afectan a más de 800.000 personas, por las demoras excesivas para ser atendido en los centros de salud, por el progresivo aumento de las derivaciones a la sanidad privada, por la fuga de talento joven y la falta de recursos en la Atención Primaria. Además, uno de cada cinco médicos de la sanidad pública andaluza tiene 60 años o más.

Andalucía ha aumentado su presupuesto sanitario en Atención Primaria para 2023 en un escaso 0,09%, pasando de un 15,27% de 2022 a un 15,36%, lo que supondrá una subida en el gasto por habitante de 34 euros, alcanzando los 246,5 euros, siendo la séptima comunidad que más porcentaje del presupuesto sanitario público destina a la Atención Primaria.

La Atención Primaria andaluza está colapsada, cansada, en situación precaria por la escasez y el agotamiento de trabajadores y trabajadoras, y también por el envejecimiento de la población, hay un millón y medio de personas con más de 64 años que requieren una mayor atención médica y, por tanto, un mayor gasto en salud.

La Atención Primaria es el ámbito donde se trata a las personas integralmente, sus problemas de salud y sus enfermedades, su evolución, su contexto familiar y comunitario… donde se presta una atención de calidad, universal y gratuita.

Si la Atención Primaria cae, como primera fila de una hilera del dominó, todos los demás niveles de la asistencia sanitaria irán cayendo igualmente, como está sucediendo con las urgencias saturadas, aumentando más aún las demoras para ver a las y los especialistas, sean de diagnóstico, de cirugía o de cualquier otra. En Andalucía ya se están cerrando consultorios locales, ya hay muchos centros de Salud sin pediatra, y cada vez más fondos para conciertos con la sanidad privada.

Tomemos conciencia de esta realidad de desmantelamiento de lo público: sanidad, educación, pensiones bajas, dependencias, residencias de mayores y afrontémoslas organizadamente y con movilizaciones haciendo valer nuestra fuerza social. Somos pacientes, no queremos convertirnos en clientes.

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