¡Bienvenidas a Mendoza! Llegamos a las 9 de la mañana de un viaje nocturno en cama ejecutivo en el autobús que nos traía desde La Falda. Después de una intensa despedida llegamos a Mendoza con las legañas aún pegadas y con un humor no muy amigable. Para colmo, la terminal de buses de Mendoza ha sido remodelada y no dejan pasar a las personas para esperarte a la zona de llegadas. Por lo tanto, el encuentro con Paula y Eli fue costoso y "malhumoradamente", Eli y Bibi se pusieron a recorrer la estación hasta encontrarse entre la gente y los guardias de seguridad.
Marilina las esperaba en la cafetería Bonafide, donde esperábamos tener wifi pero por algún fallo del sistema no pudimos. Del precio de los cafés mejor ni hablemos. No todo son malas noticias. Paula y Eli nos recibieron entre abrazos junto con René, la hijita de Paula. Además nos trajeron tortitas (el pancito típico y muuuuy rico de Mendoza) para compartir todas juntas de camino a nuestro hogar-hospedaje.
Después de charlar un rato sobre la situación del país y de la cooperativa en la que ellas trabajan (en Facebook Coope Fernanda Toledo), fuimos directas a casa de Paula Rastas donde pasaremos los siguientes días en Mendoza. Tomamos mates hasta la hora de comer y cerca de las 14h comimos un arroz con verduras y descansamos el resto de la tarde.
Por la noche salimos a cenar con Paula y Guido, con quien milita Paula en CCC (Corriente Clasista y Combativa) en la cual trabajan en la rama más territorial de desocupadas y precarias. Cenamos pizza con cerveza artesanal y volvimos a la casa a descansar.
Por la mañana al día siguiente nos despertamos pronto para hacer algunas gestiones de calendario y revisión de libros, desayunar algunos mates y charlar un poco con Paula. Después fuimos para la Cooperativa Fernanda Toledo para conocer el espacio y que las chicas, todas juntas, nos contaran la historia del lugar.
Las chicas nos contaron que empezaron siendo un espacio mixto en el que consiguieron las máquinas casi por casualidad, ya que habían sido compradas por una empresa que nunca se creó realmente y estaban paradas en un taller. Una de las compas se enteró de esto y pensó que podría ser una buena idea utilizarlas para sacarles provecho. Así empezó una primera fase de la cooperativa que acabó con la amenaza de uno de los compañeros de quitarles las máquinas y llevarse el beneficio de estas. No obstante, las compas tomaron las máquinas y se las llevaron a otro espacio, creando una cooperativa asamblearia y horizontal que con el tiempo evolucionaría hacia un espacio no mixto. Actualmente lo conforman diez mujeres que son madres, hijas y amigas.
Después de charlar un rato se dio lugar a la asamblea de la cooperativa donde estaban hasta tres generaciones de mujeres (y algún varoncito muy muy joven) compartiendo espacio y creando comunidad desde los barrios bajos. En concreto, la cooperativa se encuentra en Las Heras, declarado zona roja en la provincia de Mendoza. En el barrio no pueden siquiera instalar Internet por esta categorización del barrio.
No obstante, las chicas consiguen salir adelante de la crisis creando red con otros grupos de cooperativas, colectivos sociales y compañeres de lucha. Y sobretodo, sosteniéndose las unas a las otras continuamente.
Tanto en Villa Giardino como en Mendoza la conclusión que sacamos es que, una vez más, son las mujeres juntas en colectividad y creando redes de sororidad las que consiguen sacar a las familias adelante en las épocas de crisis. Una vez más concluimos que somos las mujeres las sostenedoras de la vida.
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