15-M Ronda. En pocas palabras.- "Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y si por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero.
En Rey Lear, Shakespeare había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos y cuatro siglos después, los amos del mundo han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños y cada minuto se gastan 3 millones de dólares, tres millones de dólares por minuto en la industria militar que es una fábrica de muerte. Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas y los cinco países que manejan las naciones unidas, los que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas resultan ser también los cinco principales productores de armas”. (Eduardo Galeano, escritor uruguayo)
Los medios de comunicación nos van relatando la guerra de Ucrania-Rusia, como si ésta fuera la única guerra, sin embargo, las guerras impulsadas por los grandes oligopolios internacionales, hasta finales de febrero de este año 2022, alcanza la cifra de 66, y siguen causando muertes violentas contra la Humanidad y contra la depredación de la Tierra, y a su paso van destruyendo países y arrasando pueblos, facilitando con ello el saqueo de sus riquezas y la explotación esclavista de sus poblaciones, que se ven forzadas a una migración desesperada para intentar buscar otras condiciones de vida.
Son varias las regiones que tras años de enfrentamiento parecen sumidas en un conflicto continuo, como la guerra de Yemen, escenario de la peor catástrofe humanitaria del planeta, con más de 24 millones de personas necesitadas de algún tipo de asistencia (16,2 millones en condiciones de hambre extrema) debido principalmente a la guerra que desde 2014 enfrenta a los rebeldes hutíes.
Pero junto a las 66 guerras mundiales que hay, hoy en día, hemos de tener en cuenta que las desigualdades extremas matan y son una forma de “violencia económica” en la que las decisiones legislativas y políticas están diseñadas para favorecer a las personas más ricas y poderosas y perjudican directamente a la amplia mayoría de la población mundial, según el Informe Intermón Oxfam:
- La riqueza de los 10 hombres más ricos se ha duplicado, mientras que los ingresos del 99 % de la humanidad se habrían deteriorado a causa de la COVID-19, y poseen más riqueza que los 3.100 millones de personas más pobres.
- Un impuesto del 99 % sobre los ingresos extraordinarios que los 10 hombres más ricos han obtenido durante la pandemia de COVID-19 podría movilizar dinero suficiente para fabricar suficientes vacunas para toda la población mundial y cubrir el déficit de financiación de las medidas climáticas, financiar unos servicios de salud y protección social universales y apoyar los esfuerzos para abordar la violencia de género en más de 80 países. Y, aun así, estos hombres seguirían teniendo 8.000 millones de dólares más que antes de la pandemia.
- Las desigualdades contribuyen a la muerte de al menos 21.300 personas cada día, lo que equivale a la muerte de una persona cada cuatro segundos.
- Desde 1995, el 1 % más rico ha acaparado cerca de 20 veces más riqueza global que la mitad más pobre de la humanidad.
- Se estima que el promedio de las emisiones individuales de 20 de los milmillonarios más ricos es 8000 veces superior a la de cualquier persona de entre los mil millones más pobres.
El escritor uruguayo, Eduardo Galeano con motivo de la realización de la Marcha Mundial por la paz y la no violencia, que tuvo lugar en octubre de 2009, dijo “nos preguntamos ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de la guerra? ¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo y que el exterminio mutuo es nuestro destino? ¿Hasta cuándo?”