cntvalladolid.es.- La distancia entre la imagen de la cárcel que se extiende en nuestra sociedad y la cárcel real es un tema de gran importancia. Muchas veces ni siquiera en los colectivos más concienciados se conoce esta brecha, en la cual pueden caer muchos de nuestros anhelos por un mundo que no nos destruya.
El viernes 8 de noviembre tuvimos en CNT Valladolid un encuentro, organizado por la comisión de cultura del sindicato, con Alicia Alonso Merino, la autora de “Feminismo anticarcelario”; un encuentro muy útil para acercarnos a realidades que ignoramos para nuestro perjuicio.
Alicia, persona que ha formado parte de la movilización social en Valladolid por muchos años, ha dedicado también muchos al acompañamiento de mujeres presas en distintos países, y ha reflejado lo que ha aprendido de esa situación en su libro “Feminismo anticarcelario: el cuerpo como resistencia”, publicado en 2023 por Zambra.
“Feminismo anticarcelario” es, según su prologuista Iñaki Rivera Beiras, «una obra para ser leída desde ámbitos muy diversos -políticos, organizativos, sociales, periodísticos» que «hace visible esa cárcel que cotidianamente alberga la pobreza, las enfermedades, las exclusiones del proyecto de explotación y dominio que se nos presenta como expresión del progreso contemporáneo. Quienes quieran adentrarse en ese mundo olvidado y no seguir siendo indiferentes, tienen aquí un material imprescindible para una lectura que convoca a la reflexión, pero también a la acción».
En persona, Alicia nos transmitió la ruta que le llevó de acciones centradas en la «reducción de daños» a las personas presas, a una visión más compleja y matizada del significado del encarcelamiento, en la que se tiene claro que cualquier presa o preso es un preso político en una sociedad que genera violencia y exclusión masivamente, al servicio de múltiples privilegios.
Tuvimos ocasión para conocer de primera mano las trabas o impedimentos que pueden encontrarse al trabajar con temas de prisión; hablar de qué mujeres llegan a las cárceles -sobrerrepresentación de mujeres racializadas respecto al conjunto de la sociedad- y de qué situaciones personales tienen; de cuáles son las principales violencias y opresiones que sufren las mujeres en las cárceles; de cómo funcionan las lógicas patriarcales en las cárceles y de las fantasías sobre «reinserción», habida cuenta de que ser arrojada a la calle desde la prisión puede convertirse en otra condena.
Así, pusimos en común entre Alicia y las personas asistentes qué herramientas de lucha y resistencia tienen las personas presas para hacer valer sus derechos, y también de qué herramientas tenemos nosotras, las personas comunes, para luchar por un mundo sin cárceles. En general, esta sociedad hace difícil que el común de la población pueda imaginar un mundo sin cárceles, pero hay formas de llegar a él, como las alternativas de justicia restaurativa -desde la comunidad, vigentes en sociedades no occidentalizadas- o el acometer aquí y ahora acciones basadas en necesidades reales para romper el aislamiento personal y social en que se encuentran presas y presos.
Frente a la indefensión que produce el confinamiento carcelario, así como la crisis de identidad que conlleva para cualquier persona el entrar en prisión, es indispensable la atención social por parte de quienes queremos avanzar hacia un mundo mejor. La recuperación de iniciativas como la marcha a Villanubla o el recuerdo de la sobreexplotación laboral a la que se ven sometidas las personas presas en los talleres carcelarios fueron temas del coloquio.
Fue ineludible un recuerdo hacia las compañeras de Las 6 de La Suiza, enfrentadas a una sentencia que creando un precedente quiere añadir la acción sindical a la lista de formas criminalizadas de lucha contra la pobreza y el acoso. También se trató de la situación de palestinas y palestinos presas en las cárceles de Israel, y de otros lugares que conoce Alicia como abogada especializada en la defensa de los derechos humanos.