Comunicado desde Canarias. Esta mañana alas 8.00 de este jueves 19 de Abril ha sido detenido nuestra compa Roberto Mesa Flores por supuestos delitos de odio a través de los medios tecnológicos, redes sociles, etc... Roberto es un luchador incansable de Tenerife, muy conocido en el archipiélago por su compromiso social. La policía judicial junto con la Policía Nacional entró a patadones en su casa, levantando a sus compañeros y compañeras de sus camas y esposando a Roberto. Se lo llevaron junto con su ordenador y su móvil. Una muestra más de la dramática escalada de represión y censura en el Estado español. Un caso que no va a haber manera de silenciar, pues los colectivos y movimientos sociales se han congregado inmediatamente frente a las puertas de la Comisaría en la Avenida Tres de Mayo (Tenerife).

Su abogada, Alicia Mújica, tras encontrarse con él y comprobar que está físicamente bien, aunque intranquilo por la incertidumbre de lo que se viene, ha declarado de forma concisa que el caso de Roberto es una novedad a nivel social y jurídico dentro del análisis de los derechos fundamentales y los límites del derecho a la libertad de expresión. La información que tenemos es que pasará a disposición judicial en el día de mañana antes de las 12:00, por lo que hoy pasará la noche en la comisaría de La Avenida Tres de Mayo.

Tal y como hemos visto en otros casos de represión en el último año, existe una clara tendencia a sancionar la libertad de expresión como estrategia para definir la fina línea que la separa de un delito de odio, con la intención de silenciar nuestras voces y desmovilizar la lucha en la calle. Esta es la verdadera cara de un supuesto Estado democrático.

Por todo ello, se ha convocado CONCENTRACIÓN a las 17.00 HORAS frente a la comisaría de la Avenida Tres de Mayo y se pide difusión y máximo apoyo al compa Roberto.

Seguiremos informando sobre las acciones de apoyo que se convocarán de aquí a mañana y mientras tanto seguimos concentrándonos familiares, amigos y amigas y compañeros y compañeras de lucha para anifestar nuestra repulsa a lo ocurrido.