15-M RONDA. En pocas palabras.- A principios de 2018, durante una reunión en la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, un grupo de expertos acuñó el término «Enfermedad X». Estos especialistas predijeron que la próxima pandemia sería causada por un patógeno desconocido que aún no había entrado en contacto con la población humana. La Enfermedad X probablemente sería el resultado de un virus originado en animales y surgiría en algún lugar del planeta.
Como ha argumentado el biólogo Rob Wallace, las plagas no sólo son parte de nuestra cultura, sino que también son causadas por ella. La Peste Negra se extendió en Europa a mediados del siglo XIV con el crecimiento del comercio a lo largo de la Ruta de la Seda. Las nuevas cepas de gripe han surgido con la ganadería masiva; y ahora el Covid-19 que es el resultado inevitable del afán de lucro del capital en la agricultura y en la naturaleza.
Un pequeño bicho nos ha hecho caer en la cuenta de que somos seres vulnerables personal y colectivamente. El coronavirus nos lo ha recordado de nuevo, como en otro tiempo lo hizo la gripe o el ébola. ¿Y será que porque somos vulnerables somos tan fuertes?
El coronavirus también nos ha recordado que vivimos en un mundo globalizado, donde lo que pasa en una pequeña región de China puede tener consecuencias en el mundo entero, donde un pequeño virus puede provocar una crisis económica mundial.
Parece que inesperadamente todos nuestros compromisos, encuentros, apretadas agendas se desvanecen, como por arte de magia. Tenemos tiempo para leer, para escribir a las amistades, para soñar, para redescubrir lo que hacemos. El tiempo cobra un nuevo sentido y nos abre a una verdad a la que normalmente da miedo acercarse.
Nuestro mundo ha puesto en el centro los intereses económicos y del mercado y desde esta clave se ha tratado al medio ambiente y a las distintas especies. Unido a esto, el cambio climático ha hecho que muchos ecosistemas se hayan roto, lo que ha provocado también la aparición de nuevas enfermedades como el SIDA o el zika o el coronavirus. Los seres humanos en estos cambios tenemos cada vez menos defensas, por lo que sufrimos amenazas crecientes. El coronavirus ha puesto de manifiesto las influencias que en nuestra vida tiene el cambio climático y el cuidado de la casa común
El neoliberalismo, es la fórmula dentro del capitalismo que ha primado la liberalización de la economía y la reducción del Estado, anteponiendo al individuo sobre el bien común. Aunque puede ser cuestionado este planteamiento, los años que en nuestro país se ha ido desmontando el sistema del bienestar, entre ellos el sistema sanitario, ahora nos cobran factura.
El coronavirus también nos recuerda nuestra común humanidad. Por mucho que queramos hacer individualmente para gestionar la pandemia, no tendría ningún sentido si no lo hacemos como comunidad, como humanidad. No hay posibilidad de que nadie pueda salvarse en solitario, pues dependemos de muchas personas. La solidaridad en el cuidado, en la atención, en el preocuparnos los unos por los otros es lo que nos sanará.
Una sensación muy extraña... como si los papeles se hubieran invertido... Hoy es África la que se protege de la amenaza europea, la que cierra sus fronteras... la que teme que lleguen las personas extranjeras...
En estos días estamos experimentado lo que es verdaderamente imprescindible, lo que no se puede dejar de hacer y quién lo hace, esto es, los cuidados a menores, mayores, personas con discapacidad, en general a todo el mundo. Estamos comprobando la importancia de tener servicios públicos robustos: sanidad, educación, dependencia, etc. Estamos viendo cómo las administraciones públicas han apelado a la corresponsabilidad. Estamos asistiendo a comportamientos no adecuados y lamentando la actitud de personas que no han respondido, pero también al surgimiento espontáneo de dinámicas de apoyo mutuo. Estamos viendo cómo la sociedad civil organizada en muy poco tiempo está siendo capaz de articularse. El trabajo y la creatividad puesta al servicio del bien común. Este sarpullido de solidaridad y comunidad es necesario, disuelve las individualidades y hace a las personas conscientes de sus capacidades individuales y colectivas.
Es urgente cambiar de forma de pensar, SÍ se puede.
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