"Creo que es importante contar con espacios que ayuden a mostrar el mundo real, la desigualdad que existe"

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Entrevista a Isabel Álvarez. Integrante de la Coordinación Baladre y Vicepresidenta de la red URGENCI internacional de Agricultura Sostenida por la Comunidad.

¿Por qué un observatorio sobre el reparto justo de la riqueza?

Vivimos en un territorio del norte globalizado inmersos en un espejismo de eso que se ha venido llamando el “Estado de bienestar” con múltiples herramientas para alimentar la ilusión de que estamos en el mejor de los mundos posibles.

Creo que es importante contar con espacios que ayuden a mostrar el mundo real, la desigualdad que existe y sobre todo cómo la desigualdad es condición necesaria para que el modelo económico existente se reproduzca, priorizando los beneficios monetarios sobre las vidas de las personas. La denuncia del “malestar” que conlleva este sistema. su coste ecológico y de desigualdad creo que es una actividad necesaria para intentar contrarestar la narrativa imperante.

Igualmente, el que los colectivos que trabajamos por la transformación de este modelo injusto nos reunamos en un espacio común en intercambiemos lo que hacemos en nuestra labor diaria es fundamental para una buena articulación y un buen aprovechamiento de las energías con las que contamos.

¿Por qué la acumulación de riqueza y la desigualdad que genera son un problema?

Fundamentalmente son un problema por las consecuencias que tienen para muchas personas y porque su perpetuidad es la base necesaria para que este sistema se mantenga.

Hoy en día, en este territorio del que se presume por parte de la administración de modelo de Desarrollo, contamos con personas en situación de pobreza y con grandes necesidades. Los cálculos y los valores que se mueven en las grandes frases, el PIB, la Renta per Cápita... Son valores que priorizan y benefician actividades que sostienen cierto capital sin tomar en cuenta si penalizan o no la sostenibilidad de la vida.

En estas desigualdades cobra especial importancia la invisibilización del trabajo reproductivo que es el que realmente sostiene las vidas de las personas, invisible al no estar monetarizado y atribuido históricamente, fruto de la división sexual del trabajo devenida del istema patriarcal, a las mujeres. El sistema capitalista nos habla de empleo, invisibilizando el trabajo, nos habla de gran escala, haciendo invisible todas las actividades artesanales que sostienen economías más justas, y prioriza los medios urbanos y las ciudades frente al medio rural que históricamente nos ha alimentado y ha mantenido nuestro territorio. Todo ello sostenido en una ilusión que hace invisible la interdependencia que tenemos como especie del resto de las personas, pero también del ecosistema y el planeta en el que vivimos.

De la misma forma, la propia perversión del sistema hace que para mayores beneficios tenga que exprimir al máximo sus propias herramientas y hoy en día el empleo precario se está normalizando a pasos agigantados, haciendo que las personas aspiren a la mera supervivencia en lugar de a poder alcanzar una vida digna. Todo ello acompañado de una individualización cada vez mayor de la sociedad que ha llevado a olvidar lo que supone contar con comunidades y redes de apoyo que puedan acompañarnos y sostenernos tanto económica como emocionalmente.

¿Cuáles son las soluciones planteadas?

Las soluciones han de plantearse desde distintas dimensiones, pero básicamente pasan por tejer lazos y redes de cooperación social. Romper las dinámicas mencionadas, no se puede realizar desde una única mirada, sino que requiere de distintas acciones que aborden la problemática desde sus múltiples caras.

Desde nuestro trabajo en Baladre llevamos muchos años hablando de Rentas básicas y en concreto de la propuesta de la Renta Básica de las Iguales. Para nosotras parte de la ruptura con la centralidad del empleo, que además ya ha demostrado sobradamente no ser eficaz para salir de una situación precaria y de pobreza, y de colocar en el centro la sostenibilidad de la vida. Supone contar con unos ingresos suficientes para todas las personas, pero igualmente trabajar en procesos que construyan, reconstruyan o mantengan los lazos sociales y los espacios comunitarios. Todo ello incluye un debate importante sobre la definición de qué son bienes públicos desde una mirada de lo común y no meramente de gestión.

La reconstrucción de esos lazos, debe ir acompañada de una perspectiva feminista que visibilice las tareas necesarias para la vida y proponga caminos justos para todas las personas. El problema, en la medida en la que es económico, tiene una parte monetaria pero fundamentalmente tiene un soporte estructural y social necesario para su permanencia en el que es imprescindible incidir. Visibilizar las situaciones de precariedad que se dan en nuestro entorno y toda la parte que el sistema ignora e invisibiliza es un paso necesario para poder comenzar a transitar hacia modelos más justos. Modelos en los que resignifiquemos qué es la economía y relocalicemos tanto las necesidades reales en un territorio (humanas y ecológicas), como los caminos que realmente pueden satisfacerlas. La ruptura con la narrativa del “Estado del bienestar” y el “Interés general” pasa por visibilizar y compartir otra que hable de lo común y de la satisfacción de las necesidades de una forma sostenible tanto para las personas como para el planeta, desmontando los espejismos, siendo realistas y transitando hacia los mundos que realmente sí tenemos capacidad de hacer posibles desde la participación y colaboración colectiva.

Entrevista publicada por Observatorio ToShare | Euskal Herriko Unibertsitatea UPV/ EHU

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