Manifestarse, concentrarse, mostrar disconformidad con este sistema social-político-económico descaradamente injusto, no debería ser objeto de persecución ni de represión, ni mucho menos de criminalización, sino que debería ser considerado legítima defensa ante los constantes agravios que los poderes nos infringen a diario. Sin embargo, una vez más tenemos que asistir a la bochornosa situación en la que estos poderes se ponen, al pretender castigar sin miramiento, sin piedad y sobre todo sin grandes argumentos, a dos personas que residen en Cuenca por el hecho de ejercer su libertad de expresión y opinión, así como de hacer uso de las calles para poner en evidencia hechos delictivos por parte del Estado y administraciones, en este caso además de evidenciar -como decimos- se solidarizaban por personas injustamente detenidas, lo que no podían imaginar era que este acto legítimo desde lo más puramente humano, iba a convertirse en un episodio siniestro para sus vidas y libertad.

CARTA ABIERTA A NADINE HEREDIA
Pupitres y platos vacíos