¿No vivimos en un régimen comunista?

cartelPor Agustín Franco. kaosenlared.net.- Estoy de acuerdo cien por cien con la ministra ‘socialista’: “No estamos en un régimen comunista”. Y es que efectivamente todavía se puede hacer más en beneficio de los ricos. Más comunismo de mercado sería sin duda muy beneficioso para el país (la patria de los paraísos fiscales, claro).

Pues depende de qué comunismo y para quién, para la inmensa mayoría quizá no, pero para las grandes empresas, la banca y las grandes fortunas, sí. Comunismo de mercado, puro y duro. Todo lo que sea socializar costes y privatizar ganancias es comunismo puro y duro, puro populismo de mercado.

Que hay que nacionalizar las entidades bancarias quebradas para sanearlas con dinero público para después devolverlas a manos privadas, pues comunismo puro y duro. Que hay que repercutir a los clientes los impuestos que deben pagar los bancos o sencillamente modificar una ley contra los intereses de la banca ‘por sus enormes repercusiones económicas y sociales’, pues comunismo puro y duro.

Que hay que beneficiar a ciertas empresas con contratos públicos, para que las puertas giratorias estén bien engrasadas, pues comunismo puro y duro. Que hay que externalizar servicios públicos en hospitales y colegios soportando más costes y peor calidad, pues comunismo puro y duro.

Que hay que estafar los ahorros a los abuelos con preferentes o hipotecarse hasta las cejas para vivir bajo techo o recortar en dependencia y bajar salarios para ser más competitivos, pues comunismo puro y duro.

Que hay que prohibir que los Estados puedan financiarse a través del banco central aumentando así artificialmente la deuda pública, pues comunismo puro y duro. Que hay que encarecer el precio de los productos básicos a fuerza de especular en bolsa para rentabilizar hasta el infinito cada céntimo invertido, pues comunismo puro y duro.

Que hay que predicar y legislar sobre el emprendimiento y el Trabajo Garantizado para luchar contra la plaga de vagos y de extrema izquierda que no quieren trabajar y que encima reclaman una Renta Básica Universal, pues populismo de mercado, comunismo puro y duro.

Es que, claro, eso de querer comer todos los días es de un izquierdismo y comunismo rancio que es insolente e intolerable. Alcemos la vista y aprendamos del Cristo de Las 3 Demandas para ser un buen comunista, un comunista de verdad. Esquiar en nieve virgen está a tu alcance, plebeyo infiel, sólo arrodíllate y paga religiosamente tu diezmo: Todo lo que mis pies esquíen, lo habrán esquiado los tuyos. Todo el glamour que yo haya disfrutado, por pequeño que sea, lo habrás disfrutado tú también. Unido a mi grandeza y a mi pequeñez, no hay nada mío que te sea ajeno.

Que hay que proteger el medioambiente a base de mercados de compraventa de derechos de emisión de carbono, pues comunismo puro y duro. Que hay que expulsar legalmente del sistema educativo a los de clase obrera, pues comunismo puro y duro. Que hay que legislar sin tapujos la desigualdad entre hombres y mujeres, pues comunismo puro y duro. Eso sí, comunismo del bueno, de mercado.

Realmente si ser comunista significa todo esto, entonces yo tampoco soy comunista y estoy de acuerdo cien por cien con la ministra ‘socialista’: “No estamos en un régimen comunista”. Y es que efectivamente todavía se puede hacer más en beneficio de los ricos. Más comunismo de mercado sería sin duda muy beneficioso para el país (la patria de los paraísos fiscales, claro).

Propongo las siguientes medidas comunistas (para ricos) que sólo algún descerebrado muy poco rojo rechazaría (por algo el rojo es el color de ‘los republicanos’ en EEUU):

  • ¿Qué es eso de pagar un salario a la chusma obrera? Mucho mejor un plan keynesiano de pleno empleo y que sea el Estado quien pague.

  • ¿Qué es eso de pagar impuestos progresivos para financiar servicios públicos? Mucho mejor un plan privado de pensiones, de seguros y de préstamos de todos los tipos y coberturas y para todas las contingencias. Además de un sistema monetario con soberanía estatal ficticia. Además de la caridad cristiana: que un vaso de agua no se le niega a nadie y que donde comen dos, comen tres.

  • ¿Qué es eso de justicia ciega e imparcial? Mucho mejor una justicia que mire por los intereses de quienes crean trabajo, de quienes emprenden, de quienes hacen patria, de quienes innovan, que a fin de cuentas son quienes configuran y sostienen el país. ¿Qué mayor justicia que la que pueda hacerse a un rico?, pues ninguna. Sale beneficiado el rico y especialmente el pobre, que se ahorra la ira y la represión por generaciones de la estirpe del rico.

  • ¿Qué es eso de un sistema eléctrico o de telefonía competitivos? Mucho mejor que paguen todos a la tarifa más cara. La ‘tarifa de respaldo’ es el mayor ejemplo de solidaridad y compromiso patriota y comunista que pueden dar quienes se declaran firmemente constitucionalistas y quienes reclaman con orgullo su ciudadanía española.

  • ¿Qué es eso de los convenios colectivos o lo de repartir el empleo o reducir la jornada? Otra reforma laboral más agresiva sería mucho mejor. Aquí lo que importan son los beneficios para los accionistas: los auténticos propietarios, los auténticos comunistas. Y la propiedad privada es sagrada. Es lo justo. Así como los pobres dicen: ‘en mi pobreza mando yo’, los ricos dicen mutatis mutandi: ‘en mi riqueza no mandas tú… y si lo intentas en mi legítima defensa puedo pegarte un tiro’.

Si los antiguos griegos podían llamar ‘democracia’ a un sistema de gobierno formado sólo de hombres ricos (bueno, ellos decían ‘libres’), ¿qué te hace pensar que ahora haya de ser distinto?, la esencia se mantiene, gobiernan los ricos para los ricos y lo demás es comunismo fracasado, marxismo trasnochado. Aquí nos gusta el comunismo de verdad, el de mercado, el que triunfa, el que todos quieren y al que todos votan cada día en las urnas del cajero automático. ¿Qué más y mayor democracia?

Tristemente hay algunos obstinados en hablar de cosas del pasado, de abrir heridas, de perorar sobre temas que a nadie le importan… De fondo se oye a la muchedumbre jaleando una única palabra, como el bálsamo de Fierabrás o los ‘EREs de Andalucía’ o el ajo contra los vampiros, una masa enfurecida frente a quienes obstinadamente critican los populismos de mercado y piensan que el mejor anticomunismo es ser anticapitalista. La masa comunista les grita:

Venezuela, Venezuela, Venezuela…

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