Neveras vacías y contenedores llenos: piden a la Junta que prohíba a grandes superficies destruir alimentos

Gente recogiendo alimentos sobrantes en Mercamadrid en 2012 / OLMO CALVO

Mujeres Sembrando estima que solo en Mérida se tiran 1.500 contenedores de comida al año apta para ser consumida. Son productos a punto de caducar o que no cumplen los cánones estéticos

Apuestan por que todo el volumen de alimentos recuperados de la trituradora sirvan para poner en marcha cooperativas, catering o despensas solidarias con las que alimentar a familias sin recursos 

eldiario.es/eldiarioex Jesús Conde.- Es una reflexión que todo el mundo se ha hecho alguna vez: ¿Por qué se tira tanta comida cuando hay gente que pasa hambre?

Una pregunta que también se hace el colectivo Mujeres Sembrando de Mérida, que apunta a que las grandes superficies o restaurantes siguen tirando ingentes cantidades de alimentos. Sus estimaciones son que solo en la capital extremeña se tiran en torno a 1.500 contenedores de comida al año perfectamente apta para ser consumida. Son productos que aunque están en buen estado se desechan porque están a punto de caducar, porque están rotos o porque no tienen la apariencia estética adecuada para ‘cazar’ al cliente.

Francia ya prohíbe destruir los alimentos 

Cuesta entender que haya neveras vacías y contenedores llenos. No hay un estimación de cuántas toneladas de alimentos acaban en los contenedores extremeños, aunque la organización mundial de agricultura y alimentación, FAO, indica que hasta el 30% son desperdiciados a nivel mundial.

Ante este panorama  Mujeres Sembrando reclama una ley autonómica u ordenanzas municipales que prohíban a los establecimientos tirar a la basura comida en buen estado. Ponen como ejemplo el caso de Francia, que se ha convertido en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados que se deshagan de alimentos que quedan sin vender, obligándolos a donarlos.

El colectivo de mujeres extremeñas va más allá. Apuestan por que todo el volumen de alimentos ‘recuperados’ de la trituradora sirva para poner en marcha cooperativas, catering, o despensas solidarias, con las que alimentar a familias sin recursos.

"Hay que meter la cabeza en el contenedor, a ver qué hay". Comida, incluso. No hay normas que lo prohíban en EspañaNo existen normas que impidan a los establecimientos destruir los alimentos, aunque Mujeres Sembrando quiere que las grandes superficies cambien el chip y todo el volumen de comida revierta en beneficio de la comunidad sin recursos. Indican además que el desecho de alimentos supone una práctica poco sostenible ambientalmente. Miran hacia el mundo de la agricultura, y se preguntan cuantas hortalizas se desperdician en esta industria por ejemplo.Unas preguntas que contrastan con la imagen de una persona hurgando en un contenedor. Algo que no parece sacado de una película de ciencia ficción. Tiene un reflejo más que real si se tiene en cuenta que hasta el 30 por ciento de extremeños y extremeñas vive por debajo del umbral de la pobreza según apuntan diferentes organizaciones y sindicatos que trabajan temas de empobrecimiento. 
 
Una cooperativa de mujeres La pobreza tiene nombre de mujer mucho más que de hombre, según recordaban este misma semana en sus discursos tanto políticos como colectivos feministas. Es por ello que estas mujeres lanzan una propuesta, dispuestas a ponerla en marcha de inmediato: una cooperativa en la que sean las mujeres las que se encarguen de gestionar las toneladas de alimentos donados por los establecimientos.El objetivo, la creación de una despensa solidaria a la que puedan acudir las familias sin necesidad de ir a la cola del bando de alimentos.La fórmula que plantean huye de los tradicionales repartos de alimentos porque a su juicio éstos recuerdan a la ‘jerarquización patriarcal’, “pues quién distribuye y ofrece tiene un gran poder sobre quién recibe, pues necesita”. Lamenta  Marisa Prudencio, una de las Mujeres Sembrando,que ponerse en la cola del banco de alimentos no deja de ser un ejercicio ‘sumiso’ de caridad, cuando las mujeres y sus familias tienen otras opciones que las 'empodera'.

Más ejemplos: el ‘cura rojo’ de Salamanca

Un mujer recogiendo comida de Mercamadrid en 2012, en una foto de archivo / OLMO CALVO

En España existen ejemplos en los que fijarse, por ejemplo el caso de Emiliano Tapia, el ‘cura rojo’ de Salamanca. Impulsa la cosecha de huertos y una empresa comunitaria de catering que se nutre en parte de los alimentos que de manera desinteresada aportan grandes superficies y otras entidades. Con ello facilitan alimentos a personas enfermas o ancianos.En su propuesta Mujeres Sembrando instan a la administración local y autonómica a desarrollar un espacio para la creación de un economato. Proponen que las mujeres se formen para ocupar las diferentes tareas necesarias y ofrezcan su tiempo su esfuerzo para que el proyecto funcione de manera autogesitonada.A medio plazo, apuestan por un comedor familiar para todas las edades. Y a largo plazo, llevar a cabo y desarrollar empresas sociales y de inserción, igualmente gestionadas por mujeres previamente formadas y concienciadas con el cooperativismo.Quieren que se inste no solo a las grandes superficies y empresas a donar los excedentes de alimentos, sino también ropa, juguetes y otros productos. “Buscaremos la fórmula para poseer un camión o furgoneta de 3.500 Kilos para la recogida de todo lo que se done y la propia administración, nos dotara de un mínimo de combustible para la utilización de esta”.Ellas aportarían la mano de obra, y serían las propias beneficiarias del resultado, estando dirigida la iniciativa a mujeres sin ingresos o con escasos ingresos, con el objetivo de que puedan vivir con dignidad.

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