EN POCAS PALABRAS. UN PASEO POR EL MUNDO
15-M RONDA.-Ante la mirada pasiva de la Comunidad Internacional, el 60% (600.000 personas) del pueblo rohingyá han huido ya de Birmania hacia Bangladesh para no ser masacrado por el ejército. Amnistía Internacional denuncia los asesinatos de civiles, muchos ejecutados por la espalda cuando huían de sus casas en llamas; violaciones y agresiones sexuales, muchas veces contra menores y a menudo en grupo; torturas, deportación y desplazamiento forzoso; la persecución étnica y la negación de provisiones mediante la destrucción de cultivos, almacenes de comidas y reservas de agua potable. Una limpieza étnica que cuenta con el apoyo de China al régimen Birmano que le garantiza que podrá consumarlo sin que nadie se lo impida.
Quiénes son los rohingyá? Una minoría de 1,1 millones de personas que viven discriminadas en el estado de Rakhine, en el oeste de Myanmar (la antigua Birmania), y contra la cual periódicamente se producen estallidos de violencia que provocan éxodos masivos hacia Bangladesh y otros países: en 1977-78, en 1991-92 y en 2012. El motivo de esta persecución es racial y religioso. Los rohingyá son musulmanes en un Myanmar mayoritariamente budista.
Cuando el país alcanzó su independencia del Imperio Británico en 1948, los rohingyá eran ciudadanos de pleno derecho. Pero fueron objeto de sucesivas campañas difamadoras por parte de la dictadura militar, que en 1982 les privó de sus derechos de ciudadanía y de su estatus de minoría étnica y pasó a considerarles oficialmente inmigran-tes ilegales, esto es, “individuos sin estado” que carecen de acceso al empleo, la educación, los servicios sanitarios o incluso el permiso para desplazarse dentro del país o contraer matrimonio.
La historia de violencia y desavenencias entre distintas comunidades en el oeste de Birmania se remonta siglos atrás. Durante el periodo colonial, los británicos aplicaron la máxima del “divide y vencerás”, enfrentando a los rohingyá contra el resto de la población budista de la colonia. Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, los rohingyá apelaron a una infructuosa unión con Pakistán. Tras ello crearon un movimiento armado que buscaba desestabilizar al gobierno central y alcanzar la independencia o al menos una mayor autonomía junto al respeto de sus creencias y tradiciones.
En los últimos 30 años, los rohingyá han abandonado progresivamente la lucha armada y han buscado una solución política al conflicto, sobre todo a través de foros internacionales. Reclaman que se les permita vivir en Rajine, obtener la ciudadanía birmana y un cierto grado de autonomía, donde el respeto a sus creencias religiosas esté reconocido. En octubre de 2016, tras unos ataques mortales cometidos por rohingyá, el Ejército birmano inició una represión militar contra toda la comunidad, sin distinguir milicianos de población civil.
El estado de Rajine sigue siendo uno de los menos desarrollados de Birmania. Alrededor del 43% de la población vive bajo el umbral de pobreza. Según Amnistía Internacional, entre sus condiciones de vida se cuenta el hacinamiento en “campos de refugiados” o guetos que los rohingyá no están autorizados a abandonar. También hay restricciones sobre el número de hijos, obligación a “colaborar” como trabajadores forzosos y constantes desplazamientos para evitar los enfrentamientos entre las comunidades budista y musulmana. Los rohingyá han quedado sumidos en la pobreza y a merced de una ayuda internacional que el gobierno birmano deja pasar con cuentagotas.
El Gobierno de Bangladesh ha activado un plan ampliamente criticado por organizaciones humanita-rias, pretenden reubicar a miles de personas rohinyá en una isla deshabitada e inestable llamada Thengar Char, a dos horas en barco de la población más cercano y que no tiene ningún tipo de infraestructura. Según Golam Mahabub, especialista en medio ambiente del Ministerio de Tierra de Bangladesh, la isla puede quedar completamente inundada durante la temporada del monzón y sólo pequeñas partes pueden permanecer secas durante la marea alta en la estación seca.
- Inicie sesión para comentar