Homenaje a Pablo Molano

fotoEl 14 de febrero nos dejaba este joven luchador, vecino del barrio del Poble Sec de Barcelona. El jueves fué incinerado en el cementerio de Montjuïc. Recuperamos una entrevista, hasta ahora inédita, realizada en enero de 2015

Redacció Directa. 19/02/2016.-  Pablo Molano Romero, conocido y reconocido luchador social de Barcelona de origen colombiano, murió el 14 de febrero a la edad de 32 años. A lo largo de la última década estuvo implicado en el Espai Magdalenas, Okupem les Ones, las luchas estudiantiles contra el plan Bolonia, el Movimiento del 25, la okupación de la sede de Banesto de plaza Catalunya, la organización de la huelga general del 29 de septiembre de 2010, la Universitat Lliure La Rimaia, la Casa de la Huelga de la Vía Laietana, la acampada del 15-M en plaza Catalunya, la huelga general del 29 de marzo de 2012 y la gestación de los colectivos Rereguarda en Moviment y el Ateneu la Base del Poble Sec, entre otros.

Durante cuatro días ha habido numerosas muestras de pésame y solidaridad hacia su entorno social y familiar. Centenares de personas han pasado por el velatorio instalado en el Ateneu la Base, donde se han hecho parlamentos, actuaciones musicales y se han mostrado imágenes de Pablo en su ámbito político, social y personal. Todos ellos indestriables. La despedida final se ha hecho este jueves de una manera muy poco ortodoxa, en consonancia a cómo había sido su vida. Más de cuatrocientas personas han acompañado el féretro en procesión desde el Poble Sec hasta llegar a los accesos del crematorio del cementerio de Montjuïc. A ratos lo llevaban a los hombros y a ratos dentro de una furgoneta particular –no la del servicio funerario–. Una bandera roja y negra sobre el ataúd, petardos al paso de la comitiva y la lectura emocionada del histórico discurso de homenaje a Durruti, Ascaso y Ferrer y Guardia que hizo el anarcosindicalista Juan García Oliver en 1937, precisamente en el mismo lugar. Dos voces de mujeres colombianas, dos saxos, una trompeta, un violonchelo y una darbuka han puesto el sonido final a la despedida, con la interpretación de la cumbia 'El Pescador' y el vallenato 'La ley del embudo'. Aun así, el sábado 20 de febrero a las 10 h de la mañana, una manifestación de despedida arrancará desde la plaza de Catalunya de Barcelona para rendir-le homenaje en las calles, el lugar donde abocaba gran parte de su energía.

Pablo Molano no era hombre de demasiados discursos teóricos, y centraba principalmente su actividad política en la acción. Aún así, fue entrevistado el mes de enero del año 2015 en el marco de una investigación sobre la protesta y las vivencias de los represaliados, dentro de una tesis doctoral del departamento de Sociología de la Universitat de Barcelona. Publicamos este documento inédito –en catalán y en castellano– para recordar su figura pocos días después de que nos haya dejado.

Entrevista a Pablo Molano realizada el mes de enero de 2015

¿Me podrías explicar tu trayectoria y participación en los movimientos sociales?

Al principio estuve montando medios de comunicación alternativos como Okupem les Ones, la Tele, teles comunitarias. Después me puse con el tema de la vivienda. Estuvimos en Magdalenas, una casa okupada, moviendo algunos temas. Una gente estaba con V de vivienda y nosotros estábamos con la PHRP (Promoción de Vivienda Realmente Pública), que era como una red de ocupaciones en el centro de Barcelona. Después de eso me metí en el tema estudiantil porque estaba en la Universidad. Y nos metimos en el tema de Bolonia. Entonces fue el período este álgido de Bolonia y después de Bolonia, salimos de allí a crear una universidad libre, que se llamaba la Rimaia. Esto fue otro momento álgido y desde la Rimaia empezamos a pensar cosas a nivel de ciudad, también. Bueno hicimos una cosa que se llamaba Moviment del 25 y organizamos una huelga social diferente en Barcelona, tomando un edificio muy céntrico (edificio de Banesto en plaza Catalunya) y llamando a otros sujetos políticos que no eran los típicos currantes de las fábricas. Después de eso, hicimos otra incursión que no fue totalmente como las anteriores, sino participando en el 15M, la toma las plazas y todo lo que viene después, el Parlament, las huelgas. De aquello todavía colea alguna cosilla.

¿Y ahora actualmente, tu participación cómo es?

Estamos creando una comunidad política aquí en Poble Sec que es el Ateneu la Base. Y después el otro frente que tenemos es el tema antirepresivo. Estamos creando una Plataforma antirepresiva, Rereguarda y nos dedicamos a proteger a la gente que va a las manifestaciones. Después de todo lo que pasó, de todo este bagaje, pues queda este órgano consciente para proteger a la gente y cuidarla. Y también contrarrestar las ofensivas a nivel de discurso y de criminalización que hace el poder.

¿La gente que ocupo el Banesto de dónde provenía? ¿De qué espacios? ¿También había la coordinadora? ¿Cómo se llamaba la coordinadora?

La asamblea de Barcelona.

¿Pero había una coordinadora no también?

Sí, pero es una coordinadora que no existía [risas].

fotoNo, no, sí existía… Ah no!, no existía [risas]. Bueno de dónde venía el Moviment del 25? Marca un punto de rumbo importante por eso lo pregunto…

La gente venía del movimiento estudiantil, la gente que venía de crear proyectos en los barrios, ya sea en Gracia o en Sants, sobretodo también, había mucha gente de Nou Barris y más que nada el área autónoma de la ciudad es de donde surgió la idea…En aquel momento todos estábamos muy deprimidos porque no pasaba nada, aquí. En Grecia estaban pasando muchas cosas y nuestro objetivo fué eso, activar un poco la ciudad y que con la que estaba cayendo pasaran cosas.

¿Por qué crees que eres activista? O ¿por qué te has implicado en movimientos sociales y movimientos políticos?

El activismo, no me gusta como nombre, pero bueno (risas)… Bueno eso ya viene un poco de familia, somos una familia así….una estirpe de liantes. Y entonces de pequeño ya pues mi madre me llevaba a muchos sitios así… Me críe en Cuba y después como las cosas que iban pasando en nuestra vida familiar pues tenían mucho que ver con la política, bueno con lo político y entonces fue muy fácil entender y engancharse. ¿Quieres que te explique más en detalle?

Lo que tú quieras, para mi es interesante… Sí que me interesa!

Bueno, tengo una familia que estaba en movimientos guerrilleros en Colombia. Mi familia fueron una oleada política de la izquierda comunista. Por un lado está mi abuelo que era del partido comunista y tenia relaciones con movimientos insurgentes, con las FARC. Y por otro lado está mi tío que fundó una guerrilla que se llama el M19 y allí pues mi madre también entró y mi padre también entró y allí se conocieron y mi tía también se casó con uno del M19. Mi abuela fue sindicalista en Ecopetrol. Después los otros ya salieron más fiesteros (risas), pero bueno…Y bueno toda esta historia familiar que es como…, también la historia de Colombia, muy marcada por la violencia y por una época de sueños, que se podía hacer la revolución, y esas cosas. Ellos se implicaron con todo, se dejaron la vida en eso. Y bueno, algunos con más suerte y otros con menos. Por ejemplo, mi tío se murió en un avión yendo a las negociaciones de paz. Mi madre tuvo que salir conmigo de Colombia amenazada, en busca y captura por la policía. Mi padre estuvo en la cárcel unos 6 años o así, con sus fugas y sus entradas, pero también estuvo. Y bueno eso…al esposo de mi tía lo mataron. Y bueno, en general, todo el mundo muy amenazado. Mi abuelo estuvo amenazado y después formó un partido político que se llama UP. La UP es la Unión Patriótica y de ellos mataron a tres mil integrantes. La violencia contra este estallido –que era un sueño de una revolución, de un cambio global–, fué brutal y entonces llegó la diáspora también mía, que me hizo llegar aquí a Barcelona.

Toda la historia familiar relacionada con la lucha política, pero también con la violencia política, la del Estado, como crees que ha influenciado en tu vida?

Claro, nosotros siempre hemos vivido… nosotros no hemos sentido el Estado como un garante de derechos ni nada por el estilo, sinó como un enemigo que nos persigue, que nos quiere acabar…

fotoEntramos un poco ahora en el tema de la represión… Antes de entrar en lo que pasó el 29M, ¿cuál era tu experiencia anterior con la represión policial?

Aquí lo destacable es lo que vivimos con Bolonia. Hay muchas cosas de violencia allí. Lo primero de todo fué el hecho de que intentamos hacer las cosas de otra manera, intentando ser muy dialogantes, tomando el papel más progre que se puede tener en esta sociedad (risas), explicando los argumentos, explicando nuestras formas de ver, abriendo espacios de participación colectiva…Queríamos un debate por la universidad y lo único que hacíamos era algo muy inofensivo que era estar en un rectorado, además de algunas huelgas que hicimos también, hicimos referéndum…Todo aquello fué un proceso muy democrático y para nosotros…, bueno, algunos teníamos alguna cierta falsa inocencia, creíamos que podía pasar… La mayoría de los que estaban allí se lo creían y aquello fué un episodio de violencia brutal de la policía, no tanto porque fueran muy duros con nosotros, sinó porqué todo esto que habíamos construido, el discurso simbólico, pues se fué a norris…Y bueno para muchos jóvenes, que eran muy jóvenes, pues fué un bautismo de fuego. Entonces aquello consistió en varias cosas: una, el tema de la violencia mediática, por un lado, señalar, culpar, criminalizar, desprestigiar, todas estas cosas… Esto ya se venía dando desde antes porque se preparaba bien el terreno para hacer el desalojo y, después, el tema más coercitivo, que era, por un lado, la vigilancia en las asambleas, por el otro, el dispositivo policial que desalojó el rectorado…Todas las formas que toma el poder para impedir que las cosas sean posibles. Para aquellos chavales era muy difícil entender que entraran 400 robocops por las ventanas y que los levantaran dormidos, y que los hicieran quedar sentados en medio del pasillo. Y aún así la gente fué bastante valiente y opuso resistencia pacífica. Y si haces resistencia pacífica estás ganando, pero no, ellos te meten el dedo en el ojo, todas estas cosas, te molestan, te increpan y te pegan cuando no te ve nadie.

¿Fuiste agredido tú, en este desalojo?

A mi, sí, como a otros, nos torcieron las manos, nos pusieron el dedo en el ojo, en la nariz...Bueno eso sí. Fue bastante típico en ese sentido. Todas las maneras policiales del 15M, por ejemplo, son esas. Nosotros, ya veníamos probando esa medicina desde hacia tiempo.

¿Algo más a destacar a nivel de represión policial?

El hecho es ese, después ya llegaron las cargas. A otros los cogieron y les dieron duro. Fué desproporcionado el tema, esto sí que fué más duro, sí que habría que destacarlo. Y creo que significó como un salto para muchos en la radicalización, de decir que las cosas por ahí bien, bien, no iban. Bueno y a partir de entonces hicimos muchas acciones y muchas cosas…

¿Tú has tenido juicios por faltas en ese período?

Sí, sí, pero todo muy mal hecho policialmente hablando…Te ponían desobediencia. Nosotros cuando venían a desalojarnos de las universidades nos sentábamos y nos aguantábamos así como cebollitas. Esto fué en la Pompeu Fabra, una vez, en la Autónoma también en una ocasión y en la UB también.

¿Y en el 2010 en la huelga pasa algo destacable a nivel de represión policial que tú vivieras?

El desalojo del banco y un mini estallido social, un poco, y muchos detenidos, detenidas. Creo que fué la primera oleada, fueron 34 detenidos. Yo me acuerdo de correr mucho porque estaba todo militarizado. Y cuando fuimos a hacer los piquetes.

¿Quieres destacar más cosas de este momento a nivel represivo antes de llegar al 29M?

Lo del Parlament… Lo destacable es toda una infiltración muy bestia de la policía en la vida política de la ciudad. En la plaza del 15-M era como una locura de cuanta gente podías ver que estaba haciendo cosas raras. ¿Qué mas? Lo del parlament, toda una operación pensada mediaticamente o, sea, y represivamente también: una coalición entre medios y BRIMO, y Brigada Móvil, con el Felip Puig en medio y Interior en medio, increíble! O sea, todos los partidos, todos los políticos, todos los diarios –absolutamente todos, menos los nuestros, obviamente– sacaron una editorial condenando los hechos. Y dices, hay una coordinación aquí, eso no es normal, por primera vez te das cuenta que trabajan todos de una misma manera, como avanza el día, como se muestra a los medios todo lo que está ocurriendo allí, es todo…Claro que la conselleria de Interior tiene una conexión directa, intentan cambiar la opinión de la gente, porque era muy mayoritaria…

¿Antes de la detención del 29M habías notado vigilancia policial?

Yo tengo la anécdota, que es un poco anécdota, que yo adiviné que me iban a detener. Le dije a mi compañera: “mira hoy me van a detener, es que lo he soñado o lo he presentido”. Y ella se quedó así como, está loco no? Me bañé, me vestí, salí a la calle y me detuvieron. Y fué como una premonición muy loca. Yo después estaba intentado entender porqué yo sabía eso. Uno piensa a veces que es paranoico y se niega las cosas a uno mismo y se dice: “no, mejor no pienses eso”, pero yo sentía que me seguían, sentía que el móvil lo pinchaban..,

¿Cómo te dabas cuenta que te podían estar siguiendo?

En el metro ves una persona que sube contigo, que se baja contigo, algunas veces yo me fijaba, me quedaba mucho con las caras y veía caras repetidas. Y veía que me seguían y los miraba muy fijamente, me paraba con ellos y los miraba de nuevo, entonces ellos miraban hacia otro lado. Pero una persona normal se molestaría si la miraras así y ellos no… Y el teléfono veía que funcionaba de manera diferente, que hacía unos ruidos raros…

foto¿Hablemos de la detención en relación a los hechos del 29M. ¿Cómo y cuándo fué?

La detención se da después de la huelga… Bueno, primero el contexto. Hay un momento en que la ciudad está en una situación de ingobernabilidad para la policía. Entonces, ellos tienen que diseñar una estrategia para atemorizar a toda la ciudad porqué sinó esto se les va a ir de las manos. Durante el 29M ocurrieron varias cosas que fueron insólitas. Una de ellas fué que 50.000 personas aplaudían disturbios y esto era algo muy grave para ellos… No salía en los medios, pero la gente que estaba en la calle lo veía y sabía que pasaba eso y la gente ya dedujo que se estaba normalizando. Entonces lo que ocurrió es que ellos diseñaron una estrategia de no actuar en el momento, sinó documentar muy bien lo que pasaba. A nivel de vigilancia activista, tener listados de personas que habían sido influyentes en otros momentos y ir a por ellos, no de un golpe, sinó poquito a poquito y de todas las familias, de todos los colores diríamos. La primera semana fueron a por los indepes, la segunda a por los anarcos, la tercera fueron a por la gente de los pueblos y a la cuarta nos tocó a nosotros. Nosotros quiere decir, la gente como los autónomos. Uno no se levantaba en aquellos tiempos sin pensar “a quién van a detener hoy”. Para los insurgentes, para la gente que se rebela –diríamos, más revolucionada–, pues ya los atemorizan, pero a los que están alrededor los atemorizan más. Y a los que están alrededor de alrededor los atemorizan más y más… Esto fué una de las estrategias, otra fué la página web. Se creó una página web con las caras de la gente, esto fué increíble! Entonces era como si volviéramos al…saltándose la presunción de inocencia! Porque esto lo tiene que decir un juez, no lo tiene que decir el conseller de Interior. Estaba poniendo el guante que dicen de los vaqueros… Volvíamos a la historia muy típica de los vagos y maleantes, y justificar lo que viene después, que es neutralizar a estas personas, mediante el miedo, o llevándoles a la cárcel. Fueron 113 personas en este proceso, detuvieron unas 40 el primer día y hasta llegar a 113 pasaron dos meses. Fueron muchas detenciones y, de estas, seis fueron a la cárcel. Creo que fueron seis. Fué una estrategia combinada que hizo que el espíritu que tenía todo aquel movimiento se desinflará, cambiará, como que se remodelará también. Pero como que la situación es mala, vuelve a salir por todos lados otra gente que quiere cambiar un poco las cosas, aunque hayan neutralizado mucha otra gente.

¿Tú sentías miedo en esos días?

Yo me sentía como precavido, miedo no, como sentimiento de protección. Claro, lo que te decía…desde el día de la detención yo me sentí perseguido. Yo no sabía si era verdad lo que yo sentía, porque claro cada semana detienen a alguien, pues normal, y uno piensa: “igual me estoy haciendo mi película y me van detener a mi porque pienso que soy un activista y a lo mejor estoy aquí montándome mi propia mentira”. Después de todo, creo que no fue así y que era verdad lo que sentía.

¿Cómo fué el día de la detención entonces...?

Aquel día no me acuerdo que tenía que hacer. Pero tenía alguna reunión o algo y me levanté, expliqué esta anécdota y me sentí feliz y me fuí a la calle, era un día de primavera, 19 de abril! Salí a la calle y me esperaba un tipo con la placa que me dijo “no te vayas corriendo porque te voy a detener”. Me esperaban en la plaza Orfila, en aquel tiempo vivía en Sant Andreu. Y les dije: “bueno yo me voy con ustedes, pero lo mínimo que tienen que hacer conmigo es decir a mi compañera que me han detenido, sino yo opondré resistencia”. Les dije así. Y ellos dijeron: “vale” y entonces me esposaron y me llevaron al coche y efectivamente avisaron a mi compañera y por lo menos ella no se preocupó de que me hubiera pasado algo, otra cosa mala… De allí me llevaron a comisaría….

¿Cómo fué el traslado? ¿Hubo algún tipo de agresión física o verbal?

Para mi no fué nada traumático ni nada por el estilo. Me metieron en un coche, me esposaron al cinturón de seguridad y allí empezaron a hablar conmigo y me decían: “cómo eres tan antisistema, por qué?”, “bueno, pareces una persona normal, como puede ser que estés en estas cosas, sabes que son gente peligrosa”. Repetían mucho el lenguaje de los medios. Yo les decía: “cómo puedes ser tú tan pro sistema, mira cómo nos están robando” y les decía: “nos roban a manos llenas” y les citaba los casos de los políticos que nos están robando y ellos decían que yo tenía razón, pero la forma que teníamos no era la adecuada. Y les dije: “bueno, cada momento tiene sus formas, no hacemos estas cosas así y ya está” y bueno cordial, pero no teníamos la capacidad de discutir verdaderamente porque era un… ellos estaban currando… Pero fué interesante ver que ellos no tenían respuestas cuando les decía esto. Creo que cada día van entendiendo un poquito más que es fácil estar un poquito en contra de lo que está pasando…

¿A qué comisaría te llevaron? ¿Qué pasó? ¿Cómo fué? ¿Cosas destacables…

En un primer momento me llevaron a les Corts y me di cuenta que había más gente. Me pusieron con el Quique y dos personas más que no me acuerdo muy bien porque estaban dormidos y no hablaban mucho. Uno era un francés que estaba borracho por la calle y el otro era un tipo que le habían pillado robando un coche. No hablamos mucho. Estaban siempre durmiendo y el francés no hablaba castellano. Y después gritando nos encontramos con los otros, habían tres más.

fotoEn comisaría ¿te registran? ¿declaras?

Me cogen las huellas destilares y en ese momento no me dicen nada de declarar y me llevan otra vez a la celda. Y después, no entiendo muy bien porqué, fueron a mi casa para cachearla entera. Entonces me cogieron otra vez y me llevaron a la comisaría de Sant Andreu y de allí me llevaron con todas las furgonas de la BRIMO a mi casa. Abrieron la casa, entraron, me metieron dentro con la secretaria judicial para ver como me registraban la casa. O sea, me empezaron a regirar todo. Yo vivía en un edificio con tres pisos. No fueron solo a donde yo vivía, sino que fueron a dos, a tres pisos enteros. Tenía vecinos y a esos vecinos les entraron en casa. Con los vecinos yo tenía cierto trato, pero no para este tipo de confianzas… (risas). Ellos lloraban y claro a mi me dió tristeza y entonces también me puse a llorar y fué un momento bastante incómodo. Y la violencia física. Allí me tocaba con la BRIMO, la BRIMO sí que me conocía. Con esos policías nos vemos siempre en las calles y manifestaciones y ellos nos tienen bastante odio, nos tienen bastante fichados a algunos de nosotros. Tenían muy en cuenta que estaban en mi casa y como me trataron tuvo que ver con eso: no me permitían moverme nada, no me permitían hablar, me empujaban todo el rato, intentaban humillarme… Yo les decía que esto no tenía ninguna validez, que no podían entrar en casa de los vecinos, que los dejaran en paz… Intentaba comunicarme con los vecinos y decirles: “tranquilos no pasa nada, es una cagada de ellos…”. Los policias pensaban que yo tenía un triplex, con tres pisos y que todo era mi casa, y tenía que ir con ellos zona por zona. Cualquier cosa que se encontraban, como una mascarilla para pintar la pared, eso ya era un indicio de que yo era un criminal, te lo recogían y hacían una foto. Lo dejaron todo hecho un desastre.

¿De las Corts a Sant Andreu habías ido con la BRIMO?

Yo iba en un coche escoltado... O sea, íbamos un pelotón de furgonas y yo dentro de un coche de policía.

¿Y tú qué pensabas y sentías?

Pensaba que era mucho más grave de lo que después me pondrían, pensaba que ellos me iban a acusar de terrorismo o que me iban a acusar de banda criminal… Yo pensaba “aquí hay algo que se está excediendo de hacer un piquete en una manifestación, aquí hay algo que se está yendo más allá, que yo no controlo, o sea que yo no, que tengo que mirar, después que va a ser…”. Al vecino de arriba le cogieron cosas como para señalar, le cogieron todos los ordenadores de toda la casa, no los míos, sino los del vecino. A mi se me llevaron dos ordenadores y a mi compañera otro, al compañero de piso otro, a los de abajo otro, al de arriba se le llevaron otro, como siete ordenadores se nos llevaron. Se llevaron el dinero, encontraron 7.000 euros del vecino de arriba y se lo llevaron porque eso era un indicio de una “banda criminal”.

¿Cuándo volviste a les Corts qué sucedió?

Comenzó el tiempo de hablar con los demás. Allí lo que ocurre, para nosotros que estamos allí, es que tenemos que asumir que vamos a ir a la cárcel. Viendo la magnitud del dispositivo, lo fuertes que iban ellos con nosotros, a nivel simbólico, todo lo que representa a nivel de operativo. Esto es una operación que evidentemente sale en todos los medios. Pues a ese nivel, entendíamos que íbamos a ir a la cárcel y entonces todo desespera… de allí hasta ir a la Ciudad de la Justicia es pensar que nos vamos a ir a la cárcel y de cómo lo afrontamos y como lo vemos. Entonces hay brotes de pánico: algunos lloran, otros no… Yo, con silencio y miedo, una cosa así: “de mierda ahora tengo que afrontar eso”. Y no tanto por eso, sino por los que me rodean, mis amigos y mi pareja, cómo lo va a vivir ella… En las celdas de la comisaría se oían los gritos de la gente, gente llorando, impactaba bastante. Pero también nos decíamos ánimos “eh, ánimos, nosequé, nosecuantos”. La otra gente que estaba en comisaría estaba un poco perdida. “Eh sí, vosotros los que la liasteis tanto, sí”, “menos mal que les disteis a estos cabrones”… una cosa así… había como una fraternidad con esta gente pero sin exagerar. Uno estaba sufriendo sus dolencias y no era un espacio como para crear amistades, la verdad, ni para hablar mucho. Cada uno explicaba su historieta y con eso nos contentábamos. Los que tenemos experiencia en eso: dormir siempre que puedas, comer siempre que puedas y pensar lo menos posible.

¿Vino tu abogado? ¿Hablaste con él? ¿Te tranquilizó?

Sí, en la tarde-noche, ya vino mi abogado. Ahí me hicieron declarar delante de un policía. Yo dije que no tenía nada que declarar hasta que no estuviéramos dentro del juicio. Hibai me tranquilizó bastante, me dijo que había mucha gente fuera. Mi caso tuvo que yo estaba presente en las redes sociales, entonces hubo una especie de efecto en las redes para pedir mi libertad y eso también como que me lo comentó y tal. Yo le dí mis contraseñas para que él tuiteara como si fuera yo (risas).

También te quería preguntar sobre la comisaría: infrastructura, condiciones…

Bueno, es una pocilga, un sitio masificado para presos. Las colchonetas son un horror, las mantas son un horror. La gente deja la manta por debajo para hacer como una almohada, pero con la colchoneta por encima y como la colchoneta es de plástico pues no te ensucias tanto. El agua tenias que pedirla cada vez que la necesitabas, y tardaban mucho. Habia gente con problemas, que eran toxicómanos, y esa gente sufría mucho, les oías gritar mucho. No ibamos al baño, teníamos que hacerlo allí en la celda. Tenías que pedirles el papel higiénico. Bueno, era todo muy degradante y poco humano en relación a otras cárceles del mundo, haha, tu vas a Holanda y te traen hasta un té, o sea, hahahaha y te dan a elegir entre bacalao o albóndigas (risas).

Bueno, hablemos ahora un poco de la Ciudad de la Justicia ¿Cómo te trasladaron?

Lo hacen con una furgoneta como la de las ARRO. Tienen una unidad específica para traslado de detenidas. Es un cajón metálico con asientos de plástico y duros y con pequeñas rendijas para que pueda entrar un poquito de luz pero para que no veas que existe el sol. Te llevan como pollos, esposados todos. Llegas al sitio, estas en el calabozo y allí todo el mundo está expectante. “Cuanto te piden?”. Es una relación entre los presos, una comunicación sobre cuanto te pide el juez, cuanto te pide el fiscal… cómo va la vaina. Entonces si viene el fiscal, mierda… La presencia del fiscal no se espera si no es porque van a pedir muchos años de cárcel o van a intentar que alguien entre en preventiva. El fiscal se moviliza cuando se lo dice el conseller de Interior. Dicen que son independientes pero no. Es una operación entre los dos. Nosotros fuimos los últimos, salimos muy tarde, como a las seis de la tarde y habiamos entrado a las once. Y todo ese tiempo es un tiempo de…

De sufrimiento…

Sí, de sufrimiento, no? Vamos subiendo uno por uno y allí tenemos que declarar ante el juez. También baja nuestro abogado y nos indica las cosas. Comemos un bocadillo de queso allí en los juzgados y… bueno, estamos todo ese tiempo allí. Es el momento más duro, sobretodo las dos últimas horas. De ansiedad, allí ya no controlas tanto. Yo ya estaba como paranoico, desesperado pensando mierda, mierda, mierda, que va a pasar. La noción que nosotros teníamos era que teníamos que prepararnos para ir a la cárcel, pero que había alguna posibilidad que no entraramos.

Todos erais gente que hacía mucho tiempo que estabais participando en movimientos políticos?

Sí, ellos eran más del ala anarquista y yo un poco más del área autónoma. No teníamos coincidencias, sinceramente, no éramos del mismo grupo de afinidad. Ellos intentaron ponerlo de banda criminal, que se sostiene muy poco. Es decir, la fiscalía, Interior, la policía intentó montar, hacer el montaje de que éramos una organización criminal, una banda criminal. Sobretodo porque eso es algo que sale en los telediarios. Hace un buen titular… “banda criminal que participó en los disturbios del 29…”.

Y la fiscalía que acusación o petición hacía?

La defensa hace una petición la acusación hace otra. El fiscal va pidiendo, a mí me pidieron muchos años, veinte años de cárcel. Por tener esa petición de pena era necesario que yo estuviera preventivamente en la cárcel hasta el dia del juicio, porque se entendia que existía un riesgo de fuga. El entorno de afuera se moviliza sabiendo eso, no? Para que sepan que nosotros somos personas arraigadas, que tenemos oficio y beneficio, no? hahaha. Entonces el abogado transmite eso “mirad aquí traigo los papeles del arraigo...”.

Cuando declaras ante el juez y ante el fiscal. ¿Cómo te tratan?

Es el típico trato paternalista. Reprochador pero seco y distante. Como una autoridad impertérrita que la única muestra de sentimiento que tiene es el reproche. “No hable así”, “Usted responderá cuando yo le diga”. Cosas así. “A usted le parece normal esto?”, “Pues yo le reconozco a usted...”, como intentando instigarme. Pues nos enseñaron unas fotos y teníamos que decir si éramos nosotros o no. Nosotros dijimos que no. “Pues se parece mucho a usted”, me decían. Lo que pasa con la huelga, es que crean lo que ellos llaman un grupo de información sobre violencia urbana (no me acuerdo del nombre). No es público y hacen todo un trabajo profiláctico de lista de activistas e intentan identificarlos en espacios públicos. Y después cuando estalla la crisis ya se tiene la solución. Ey, pues interior ha decidido crear una comisión. Esta gente se dedica a mirar nuestros ordenadores, mirar nuestras fotos…

Bueno, explícame el final. El final es igual para todos?

Bueno, nosotros tuvimos la suerte de tener unos grandes abogados que nos hicieron el gran favor de defendernos lo mejor que pudieron y de una manera espectacular, milagrosa, incluso para ellos. El tema es que ellos hicieron un cálculo según el cual la jueza que nos tocaba era una nueva. Una jueza sin experiencia. Y estaba de reemplazo. Y ellos pensaron esta jueza nueva, con todo el cristo que hemos montado, a la cárcel, no se la va a jugar? Pero resultó que era una jueza valiente y no dió lugar a la petición del fiscal. Y ese milagro, porque es un milagro, porque cualquier otro juez nos hubiera metido en chirona fue lo que a mí me salvó de no ir un mes o dos meses a la cárcel. Entonces el proceso ese de llamar uno por uno “usted, suba”. Lo que tenemos ahora es una libertad de esta que te hacen ir a firmar. Nos quitaban el pasaporte y nos pedían una fianza. Entonces el primero que bajó era como una alegría “bien!”. Era la persona que más fácil lo tenía. Los demás era como “alguno de nosotros vamos a irnos para dentro”. Era como ir desgastando eso y era a cada uno... hasta el último.

Fuiste tu el último?

Sí. Era como…

Y la solidaridad? Has sentido solidaridad?

Bueno los amigos, los amigos que sufren por ti, todo esto te lo llevas y te sientes mejor. Pero tu estas.. estas tocado. O no lo sientes tanto. Yo me veía en la cárcel y ahora no sé qué estoy haciendo aquí (risas).

Ya te habías hecho a la idea, no?

Sí, para poder resistir al tema, no? Era como… bueno, bueno, se me ha concedido un espacio que no estoy dispuesto a tolerar porque lo había negado, no? Y intentar llevar la normalidad pero que en ese momento te quedas parado. A mí, el espacio ni nada me da miedo. Ni encontrarme con gente mala allí ni todo eso. Creo que no me iba a dar miedo, luego después lo podría flipar. A mí lo que da miedo es la interrupción de las cosas que yo estaba haciendo. Tenía una compañera. Tenía unos amigos. Interrumpir esas cosas que yo estaba haciendo y como esos van a sentir esa ausencia. Yo tengo la manía que puede ser incluso positivo lo de la cárcel, para estudiar, sacarme otra carrera (risas).
 
Cómo ha influenciado en tu vida la represión. Ha dejado secuelas psicológicas importantes? Ha cambiado tu dia a dia? Ha cambiado tu participación política?

El tema al principio es como una inseguridad latente constante. Te cambia la vida porqué ya no puedes hacer lo mismo que hacías antes. Ir a una manifestación en primera línea o hacer esas acciones de desobediencia pacífica. Tienes que tener cuidado con lo que dices y tienes que empezar a comportarte de una manera y tienes que empezar a abandonar ciertos espacios. La gente te empieza a exigir que tienes que cubrirte más, que tienes que ponerte en otras posiciones que antes no hacías. Y después mi madre. Todo el rato la preocupación de mi madre. Es como un gran infierno el cómo tranquilizo yo a esta mujer para que no sufra tanto? Eso el primer año, después ya se descansa mejor y aprendes a hacer otras cosas, pero siempre extrañas lo que antes hacias. Y sensación de derrota, a veces ellos logran neutralizarte, no? Políticamente.
 
Te sientes neutralizado políticamente?

Creo que en parte sí. Pero por otro lado hemos aprendido a hacer cosas que antes no sabíamos hacer y creo que ellos también se ven arrepentidos o se deberían arrepentir, porque todo lo que hemos hecho después tiene que ver con eso. Todo lo que hemos hecho con Rereguarda tiene que ver con hacer una retaguardia allí.

Explícame, que es Rereguarda? Qué función tiene? Cómo trabaja?

Lo primero de todo es que el sujeto ya no es una entidad definida de un colectivo dado, no es de los comunistas, ni indepes, ni anarquistas, es una estructura que quiere ser de movimiento. Un movimiento que nosotros interpretamos que es el 15-M, que ahora ha caído, no? Pero si creemos que cuando la sociedad se activa, todos los grupos actuamos en un mismo sitio y nos montamos un solo paraguas. Ese paraguas que a veces cambia de nombre es a lo que llamamos movimiento. Antes todos los colectivos hacían grupos de apoyo bajo esas líneas paradigmáticas ideológicas de cada uno, ahí está Alerta Solidaria, por ejemplo. Y después los grupos de apoyo, que siempre han sido la referencia de todos los grupos anarquistas o libertarios o autónomos que se crean y se deshacen. Entonces aquí hay un cambio en eso. Y después hay otra visión. La violencia política no es solamente contra los politizados sino contra todo el mundo. Y de ahí podemos hacer política. Ese es un cambio de punto de vista distinto. No vamos buscando los casos que afectan solo a los activistas sino a cualquier otra persona, como Ester Quintana… Incluso pasamos a hacer otro tipo de investigaciones que yo creo que es lo que ha sido más relevante a nivel de una anti-represiva. Como fué ir allí donde la represión no se explicita como política, como por ejemplo lo que ocurrió con Juan Pablo Torroija, un tipo que murió en una comisaria en Girona. Politizar ese hecho, no? Porque murió ese tipo allí? No solo ese, sino otros, como Juan Andrés Benítez, Yassir el Younoussi. Y después también la intuición de estar con Ester Quintana, que allí también hubo un trabajo de Rereguarda detrás. Rereguarda también es una herramienta que hace de pivote con los grupos de apoyo que van naciendo, es una centralidad que distribuye, como los pivotes distribuye el juego, no? Cuando ocurren cosas normalmente los grupos de apoyo no están formados. Siempre es después que se forman, no? Entonces crear esa capacidad de filtro para luego distribuir eso es lo que hace Rereguarda también. Nosotros hemos acumulado algo y lo distribuimos en los nuevos marrones que van viniendo. Intentamos que la gente se reúna y se agolpe. El tema de la denuncia de las agresiones también es muy central.
 
Si miramos este periodo de crisis económica, de austeridad, de crecimiento y extensión de la protesta, de legitimidad de la protesta en parte? Podemos hablar de nuevas formas de reprimir la protesta? O no, o son viejas formas o hay cosas a subrayar como novedosas.

Yo no he hecho un análisis de cómo era la represión antes. Entonces, sí que existía lo que te decía, el sheriff que pone las fotos de los bandidos y los vagabundos, en los pueblos del oeste, esto ya existía antes y ahora lo hace Felip Puig. Lo que creo que más hay es la unidad de mando, que no sabes de donde sale, no sabes si es la propia BRIMO, o quien es el que comanda. Pero hay una unidad de mando que puede llegar a las redacciones de los periódicos. Es algo que es característico. Tú piensas a veces que los malos son los que están arriba, pero a veces los de la BRIMO, estos cuadros intermedios, el jefe este de la unidad de la BRIMO… Es una de las cosas que a mí me inquieta mucho en Cataluña. Como puede ser que tengan tanto poder. Que veas que un BRIMO te habla en la calle, ese estilo se traslada al consejero de Interior, y de ahí a todos los medios de comunicación, es algo que me fascina.

Última cosa, ahora estas esperando, no? Cómo lo estás viviendo, desgasta…? Y en esa espera están pasando cosas importantes?

Bueno la espera es como… puff, ya no espero y el día que pase pasará. Como que ya he perdido un poco de órbita. Y me gustaría que pasara ya. Pero si no pasa parece que no pasa nada. Han pasado tres años y creo que me he insensibilizado bastante. Estoy bastante insensibilizado y me gustaría que hubiera pasado para poder pasar al capítulo siguiente de mi vida. Voy a ir a la cárcel o no?

Espero que no vayas

Ha ha ha.

No se si quieres añadir algo?

No, ya esta.

Gracias Pablo.

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