EN POCAS PALABRAS Un paseo por el mundo

15-M RONDA.- El gobierno de EE.UU. estaba trabajando activamente el cambio de régimen en Siria mucho antes de la primavera árabe. Ya en 1956 EE.UU. y el Reino Unido elaboraron planes conjuntos para provocar una guerra en Siria con los Hermanos Musulmanes (organización integrista del mundo árabe y musulmán), y en 1982 éstos llegaron a tomar el control de la ciudad de Hama, epicentro del fundamentalismo suní (una de las sectas del Islam) en Siria. La misma práctica de asesinatos y decapitaciones que allí se llevó a cabo, ha sido resucitada por estos “rebeldes” 30 años después en Alepo. En aquella rebelión los gobiernos extranjeros (monarquías petroleras, EE.UU. e Israel) también proporcionaron dinero, armas y equipos de comunicación a los rebeldes.

Alepo es la mayor ciudad de Siria. En 2004 contaba con una población de unos 2.132.100 habitantes, lo que la convertía en la ciudad más poblada del país, dejando en segundo lugar a Damasco, la capital.

En el 2007 los Hermanos Musulmanes, una organización sectaria que ya trabajó para los nazis en los Balcanes y bajo el colonialismo británico tras la 2ª Guerra Mundial, se unieron a un exvicepresidente sirio para fundar el Frente Nacional de Salvación que se reunía con frecuencia en el Departamento de Estado de EE.UU. Los grupos vinculados a los Hermanos Musulmanes recibían de EE.UU. financiación desde el 2005 como oposición siria.

Una de las razones principales para la injerencia en Siria, aparte de asentar el dominio estadounidense y de Israel en la región, era la negativa siria a aceptar la agenda política neoliberal de mercados abiertos, pues el gobierno sirio se ha negado a privatizar las empresas públicas y la energía.

Las constituciones sirias de 1973 y 2012 que consagran los principios de liberación nacional, el socialismo árabe y desarrollo económico, son la base fundamental para movilizar a las masas árabes en la lucha contra el imperialismo y el sionismo. La constitución siria también consagra los derechos sociales, seguridad contra la enfermedad, discapacidad, vejez, acceso gratuito al sistema sanitario, enseñanza gratuita hasta la universidad, impuestos progresivos, etc.

Estas constituciones chocan con los intereses del capital financiero de EE.UU., ya que el Estado sirio ejerce una influencia considerable sobre la economía, a través de la propiedad pública de empresas, recursos, límites a la inversión extranjera y las importaciones.

A EE.UU., Francia, Reino Unido e Israel, la independencia económica, y el desarrollo industrial de Siria, siempre les ha importado un comino, su interés ha estado por que Siria se abriera a la explotación laboral y que sus recursos fueran de propiedad extranjera. EE.UU. no encontraba a nadie que en el gobierno sirio trabajara para los intereses de los bancos, transnacionales e inversionistas del capital extranjero, lo que movió al Departamento de Estado de EE.UU. fiel a los intereses de Wall Street (el corazón histórico del distrito financiero de Nueva York), a jugar la baza de la injerencia para el cambio de régimen.

No podemos ignorar que especialistas militares contratados por el Pentágono entrenaron a los “rebeldes” en el manejo de armas químicas. No podemos ignorar la existencia de pruebas de que los ataques de gas sarín contra la población atribuidos a Assad por los medios de in-comunicación fueron  planificados por EE.UU., Arabia Saudí, Turquía y Qatar, y cometidos por los falsos “rebeldes sirios”. No podemos ignorar, que tales armas fueron conseguidas por la CIA y el Servicio de Inteligencia Secreto Británico y suministradas por el nuevo régimen libio –filial de Al Qaeda-, y que la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton aprobó su entrega.

Los sirios tienen derecho a rebelarse contra sus dictadores, tienen derecho a rebelarse contra la dictadura de quienes quieren destruir su Estado laico, multicultural y social, tienen derecho a rebelarse contra la dictadura de fascismo fundamentalista, tienen derecho a rebelarse para que no les roben sus riquezas los dictadores imperialistas, tienen derecho a rebelarse para defender la independencia de su país contra los agresores procedentes de las dictaduras más asesinas y retrógradas del mundo.