Alejándonos de la ciudad. Despedida de Córdoba y llegada a Villa Giardino

6ª Crónica. Alejándonos de la ciudad. Despedida de Córdoba y llegada a Villa GiardinoEl lunes por la mañana nos despertamos pronto para hacer trabajo interno: había que arreglar las maletas, los libros y gestionar los viajes de los destinos siguientes. Pasamos la mañana en casa de Lichi, Nadia y Lucas, organizado cuestiones de gestión de viaje y realizando algunas tareas de autocuidado, nos cocinamos una comidita rica y nutritiva y descansamos un poco.

Por la tarde, Marilina acudió al encuentro de Comechingones que realizan todos los lunes en una casa del barrio Alberdi de la ciudad de Córdoba. Llegar hasta allí en colectivo fue complicado: la introducción de Uber en Córdoba provocó una huelga de taxistas y remiseros que paralizó todo el centro de Córdoba y la entrada del Aeropuerto. Según alguna radio cordobesa “el centro se tiñó de amarillo”, color de los taxis de la ciudad.

No obstante puedo llegar al barrio Alberdi y descubrir al pueblo originario de Los Comenchingones. Son un pueblo originario de las Sierras Pampeanas de las actuales provincias de Córdoba y San Luis. La última de las reducciones de los pueblos originarios, en las que se hacinaba a las originaries en territorios cada vez más pequeños, fue en el barrio Alberdi donde aún se reúnen sus descendientes para reclamar una de las casas que les fue expropiada por el Estado argentino y que fue utilizada como comisaría. A día de hoy el espacio está abandonado pero el Estado argentino sigue en la negativa de devolver ese espacio al pueblo Comechingon. Por ello, para reclamar su propia tierra mantienen puntualmente sus reuniones y celebrando sus ritos. Les robaron la tierra pero no el espíritu.

Durante el encuentro de ese lunes se hizo un repaso histórico sobre los Comechingones en Córdoba a partir del análisis de aquello escrito por medios hegemónicos con el fin de legitimar y justificar la colonización española sobre el pueblo Comechingon. Para cerrar el encuentro se hizo una ceremonia tradicional en derredor a un árbol con más de 700 años, él ha sobrevivido al exterminio de los pueblos. En este rito se agradece a los y las ancestras del pueblo, y a su vez, se les pedía fuerza para salir adelante en los procesos venideros respecto a la devolución de la tierra donde se realizan los encuentros.

Por la noche cenamos con gente del EO (Encuentro de Organizaciones) para despedirnos de Córdoba y empezar nuestro recorrido por la sierra.

Al día siguiente nos levantamos a seguir haciendo faena interna y a despedirnos de la gente de la casa, de quienes nos despedimos a cuentagotas conforme se iban yendo a sus respectivos empleos. A mitad de mañana llegó a la casa Anabella a tomar unos mates con nosotras y a contarnos una experiencia militante de la que forma parte y que nos dejó muy impresionadas.

Anabella forma parte del EO (Encuentro de organizaciones) de donde surge un grupo de compañeras con necesidad de trabajar en aquello relacionado con la violencia de género. Así bien, estuvieron unos meses teorizando y protocolarizando sobre aquello que puede hacerse cuando nos encontramos con un caso de violencia de género. En medio de esto, les llegó la noticia de que la madre de una compañera tenía una casa que les podía ceder para realizar todo este trabajo que venían pensando. Así surge Casa Comunidad, un proyecto que es casa de acogida para aquellas personas que padecen situaciones de violencia en sus vidas.

La compañera de Casa Comunidad comentaba que en el Estado argentino se está viviendo un momento de guerra contra los cuerpos, contándonos desde lo más profundo de su intimidad, que en el EO han perdido cinco compañeres asesinades por la violencia en sus diferentes formas: de género, institucional (represión policial) y social (tiroteos entre bandas). Como respuesta a estas violencias, las compañeras responden y proponen la autodefensa comunitaria como eje vertebrador de las resistencias. Desde ahí nace Casa Comunidad y desde ahí se constituyen las ganas de seguir adelante a pesar del dolor. En este sentido, lo que proponen las compañeras es que Casa Comunidad sea una herramienta que se reproduzca de manera situada según los territorios con el fin de “salvarnos” desde las propias comunidades. De este modo, las compañeras realizan talleres de formación de acompañamiento en situaciones de violencia con el fin de esa reproducción de la herramienta antes mencionada.

Después de este lindo encuentro fuimos a la universidad a comer con María Inés y su hija, Laia. María Inés es socióloga, profe e investigadora en la UNC y en la Universidad católica de Córdoba. Su trabajo actual está basado en el cuerpo desde un punto de vista feminista y en relación con el neoliberalismo y sus efectos sobre el propio cuerpo. Nosotras también le contamos un poco lo que hacemos como Coordinación Baladre y así generamos enredos y programamos encuentros para el próximo viaje al país.

Un poco a correprisa fuimos a recoger nuestras maletas a casa para tomar nuestro autobús hacia Villa Giardino y, aunque casi no llegamos porque el conductor no nos quería dejar subir al no tener los billetes impresos, a las 22.30 nos recogieron las compañeras de Marea Diversa en el pueblo para compartir una rica cena, miradas y realidades.

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