El árbol de la vida y la RBis

fotoLa mañana del día 30 nos recibe con sol, el invierno parece que se esconde un poco y nos permite hacer un largo paseo para visitar el Vivero Nativo "Wichan-Ranquel" de la mano de Geraldine. Durante el camino vemos la parte del río que han desalojado de personas para gentrificar y revalorizar la zona. También observamos algunas de las plantaciones que la gente del vivero ha realizado cerca del río, el Cuarto, ya sabéis.

El vivero es un oasis en medio del barrio. Un proyecto que pretende cuidar la flora nativa y su ambiente, recuperando no sólo el bosque nativo sino también toda la historia, porque el ser humano es naturaleza, memoria y esperanza. Con esta esperanza plantan árboles infinitos como el quebracho, algarrobo, aguaribay, la barba de chivo... como manera de rehacer el trato amoroso perdido entre las personas y la naturaleza. Es su forma de pensar la comunidad y el medio ambiente y de luchar contra los plaguicidas de la cultura de la competencia y el individualismo. La casa de barro, paja y madera de autoconstrucción y la hoguera apagada pero siempre dispuesta a recibir, nos encandila y alarga nuestras conversaciones sobre la historia de este proyecto con ya 15 años de vida. Regamos las plantas de la huerta y los nuevos árboles a la vez que vamos regando las raíces de estos nuevos lazos y enredos que continuamos construyendo.

Acabamos el día en una convocatoria en la "Casa Azul" para compartir nuestra propuesta de la RBis y las conexiones que estamos encontrando con los feminismos. En todos estos encuentros que venimos teniendo en los distintos lugares y espacios siempre aprendemos cosas nuevas, ávidas como estamos de ser esponjas de vidas.

Acabamos una nueva jornada agotadas pero contentas del día vivido y de tanta vida compartida y recibida.

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