Terrorismo de Estado: Negocios económicos a costa de vidas

fotoEN POCAS PALABRAS Un paseo por el mundo

15-M RONDA.- La postura habitual de los gobiernos occidentales consiste en mirar para otro lado y priorizar los intereses económicos en lugar de afrontar la preponderante contribución de los países wahabitas (corriente religiosa islamista) como Arabia Saudí y Qatar a la difusión del discurso de odio salafista (movimiento político-religioso fundamentalista sunitas) y su importancia en la legitimización de la violencia como método para imponer su visión rigorista del Islam. El principal objetivo es el negocio. Pero los países occidentales necesitan una coartada para defender ante la opinión pública sus relaciones comerciales, empresariales y políticas con la dictadura de los Saud (dinastía de la familia real de Arabia Saudí).

España es uno de los países donde la integración del discurso fundamentalista wahabí ha calado con más fuerza en los centros de culto financiados por la dictadura saudí. Según el SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz) en 2015 España ocupó la séptima posición en el ranking mundial de países exportadores de armas. El 24,4% de las exportaciones tuvieron como destino Oriente Medio, zona de especial inestabilidad y de grupos insurgentes en ambas líneas del conflicto: Arabia Saudí, Omán, Egipto, Irak… Muchas de estas armas llagan a manos de ISIS (Estado Islámico) o a la guerra silenciada de Yemen. La exportaciones de armas en 2015 fueron un 16% superiores a las del 2014, pero un 391% superiores a las exportaciones de 2006.

fotoEl ICEX es “una entidad pública empresarial de ámbito nacional que tiene como misión promover la internacionalización de las empresas españolas”. Dependiente del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. En el caso de Arabia Saudí, ofrece información relativa a la legislación laboral, que por cierto, no reconoce a los trabajadores en este país el derecho a la negociación colectiva o al derecho a la huelga. Tampoco se permite formar sindicatos o a manifestarse públicamente. El ICEX, también, muestra las ventajas que los empresarios pueden encontrar al invertir en el país gobernado por mano de hierro por la dinastía saudí.

Las empresas más importantes que operan en Arabia Saudí son ACS, Dragados, Repsol, Amadeus o Indra, pero hay muchas otras compañías que operan en el país árabe de forma habitual mucho más desconocidas. “Si no lo hace uno, lo van hacer otros”, respondió el ministro de Economía, Luis De Guindos, al ser preguntado sobre los acuerdos comerciales de España con Arabia Saudí. De ese modo, se mostraba sincero al mostrar la importancia que el Gobierno de España otorga a los derechos humanos en cuestiones de negocios.

La mano de Arabia Saudí en la propagación del discurso del odio es tolerada por parte de los responsables políticos. Un informe del Centro Nacional de Inteligencia al que tuvo acceso El País en el año 2011 advertía del escaso control que se tenía sobre el dinero que Arabia Saudí y Qatar, junto a otros cuatro países como Kuwait, Emiratos Árabes, Libia y Marruecos enviaban a comunidades musulmanes y cómo acababan financiando organizaciones radicales y células islamistas. Nada ha servido para que la política exterior española cambie su postura frente a los petrodólares de las dinastías wahabitas.

Un informe de la agencia alemana de Inteligencia BfV y del servicio federal de inteligencia BND denunció la implicación directa de Qatar, Arabia Saudí y Kuwait en el apoyo de grupos radicales salafistas en Alemania.

Dos horas antes de la manifestación "No tengo miedo" contra el terrorismo en Barcelona, decenas de personas se han encontrado para mostrar su rechazo no solo a los atentados, sino también a la presencia de instituciones como el Gobierno español o el rey Felipe en la marcha. "Es gente que promueve las guerras, la no acogida de refugiados, la falta de derechos humanos, el cierre de las fronteras", ha afirmado la directora de lafede.cat, la coordinadora de ONG catalanas.

Arabia Saudí es la ­metáfora de nuestra miserable de­bilidad: necesitamos su veneno para garantizar nuestro modelo de sociedad, sabiendo que ese veneno es el que intenta destruirnos. Es una tiranía ­feroz que promociona ideas totalitarias. Pero es una tiranía poderosamente ­rica y, así, los intereses eco-nómicos están por encima de la vida de las personas.

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