Los cuentos de las cuentas de la deuda

En pocas palabras. ¿En manos de quienes estamos?

15M-RONDA. Hay una mayoría de la ciudadanía que vota al PP a pesar de sufrir las consecuencias de los recortes/atracos a sus derechos, mientras que una minoría, la élite, se beneficia de las políticas del PP. Y para el nuevo año 2017 ya está anunciadas subidas de recaudación o recortes de gasto que permitan reducir en unos 8.000 millones de euros el agujero fiscal de España, según las previsiones económicas de la Comisión Europea. De hecho, en los 3.000 días transcurridos desde el final de 2007 hasta el primer trimestre de 2016, la deuda ha aumentado a un ritmo de 340 millones de euros diarios. Para dejar a cero la deuda real española, cada uno de los más de 46 millones de habitantes tendría que aportar casi 33.000 euros, ya que 'tocamos' a una hipoteca de 32.948 euros per cápita.

¿Qué esconde la farsa del éxito de las políticas de austeridad que pregona el gobierno del PP?

La deuda sigue recortando los derechos y el bienestar de la mayoría de la población española. Los más de 700 mil millones de deuda emitida desde 2013 podrían haber servido para invertir en economía productiva y generar puestos de trabajo. Pero han ido a pagar la deuda, a rescatar los bancos o financiar grandes infraestructuras de dudosa utilidad social y viabilidad económica.

Los pagos de deuda y sus intereses, realizados en base a nuevo endeudamiento, siguen siendo aún hoy la razón para seguir aplicando recortes, teóricamente para hacer frente a unos límites de déficit fijados desde Bruselas. Unos límites y una austeridad definidos con el único objetivo de desmantelar el Estado del bienestar, generando así mayores márgenes de beneficios para los propietarios del capital.

Lo que nos dicen las cifras: la deuda fuera de control

La deuda de la economía española alcanzaba a finales de 2014 la escandalosa cifra de 4,49 billones de euros. Esto equivale al 424% del Producto Interior Bruto (PIB), es decir, la deuda es más de cuatro veces lo que produce la economía real. Esta deuda se ha multiplicado por 2,6 entre el año 2000 y 2014.

El pago de dichos intereses ha aumentado un 84% desde el estallido de la crisis (2007), incremento que no se han compensado con un aumento de los ingresos, más bien al contrario. Entre 2007 y 2014 se han pagado 613 mil millones de euros en intereses, y hasta 1,7 billones si sumamos intereses y amortización de la deuda pública. Los intereses de la deuda se están comiendo 33.490 millones de euros de los presupuestos de 2016.

Entre 2000 y 2007, años previos al estallido de la crisis/estafa, la deuda privada aumentó en 2,77 billones de €, mientras que el endeudamiento público práctica-mente no se vio incrementado (en términos nominales, aumentó sólo 39.258 millones de €). Por lo tanto, el problema de la deuda pública hoy difícilmente se puede atribuir a un excesivo gasto público, mediáticamente señalado como ’generador de déficit’.

Últimamente se apunta a las comunidades autónomas para explicar el déficit y el incremento de la deuda pública. Sin embargo, la deuda de la Administración central es la que más ha crecido, un 183% desde 2008 (frente al 169% de aumento de la deuda de las comunidades autónomas en el mismo período). Tres cuartas partes de la deuda pública corresponden a la de la administración central, un 20% a la deuda de las comunidades autónomas, y tan sólo un 3% y un 2% a la de los ayuntamientos y la seguridad social respec-tivamente.

En realidad, para entender el aumento de la deuda, más que mirar a los gastos, a pesar de la importancia del impacto del incremento de los intereses o el rescate bancario, hay que mirar a los ingresos. Y es que desde 2007 se han reducido un 12% los ingresos fiscales, principalmente por un regresivo e ineficiente modelo tributario.

Entre 2007 y 2012 (años en los que tenemos datos de ingresos consolidados) el impuesto de sociedades ha dejado de ingresar 27.781 millones de euros. El impuesto sobre la renta, principal fuente de ingresos fiscales (y que recae sobre todo en el esfuerzo de las clases trabajadoras) ha dejado de ingresar 2.600 millones de euros.

La deuda es un negocio, no sólo para los prestamistas, sino sobre todo para aquellos que se benefician de la desregulación laboral, las privatizaciones y otras medidas aplicadas bajo el mantra del apretarse el cinturón…. Para pagar la deuda. Y mientras se opta por no tocar los privilegios de las élites económicas y no abordar, por ejemplo, una reforma fiscal profunda o una lucha efectiva contra el fraude y la elusión fiscal. La deuda es, más bien, política y cómo tal debemos abordarla.


 

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