El pasado martes 7 de octubre, el Punto de Información de Derechos Sociales del CSO Taucho, junto al Punto del Espacio Sociocultural de La Casa en La Orotava, REDESSCAN y la Plataforma por la Dignidad convocamos una rueda de prensa frente al IMAS en Santa Cruz de Tenerife denunciando la falta de soluciones por parte de las instituciones frente al problema de la exclusión y la pobreza y la mala gestión en la distribución de los excedentes alimentarios.
COMUNICADO DE PRENSA
Unos 45.000 hogares en Canarias no perciben ningún ingreso, en todos y cada uno de ellos viven personas que a diario deben ‘buscarse la vida’ para poder comer, mientras que los salarios y pensiones de miseria impiden llegar a final de mes a otros 125.000 hogares que también viven bajo el umbral de la pobreza. Los colectivos sociales que firmamos este comunicado llevamos tiempo denunciando que las ayudas sociales (la PCI y el resto de ayudas de emergencia social) llegan a una parte ridícula de todas las personas y familias que cumplen con los requisitos (y lo necesitan). Que cuando llegan lo hacen tarde y siempre tras varios meses de papeleo, colas, itinerarios de integración laboral sin ningún resultado, todo esto acompañado de la fiscalización de la vida de las personas por parte de los servicios sociales y la estigmatización de la pobreza. El problema es que las personas necesitamos comer todos los días, y cuando no hay ingresos y las ayudas de las instituciones no llegan, sólo queda el apoyo de familia y amistades y, en última instancia, entrar en la rueda de la caridad. Caridad de las instituciones en forma de ayuda o derivación de alimentos, los cada vez mas escasos bonos de guagua y la fe en que puedan ayudarte con la factura de las medicinas, del agua o del alquiler, en todos los casos tras una considerable espera y haber demostrado que eres pobre de solemnidad, para lo que tienes que superar una prueba difícil y dolorosa para quien vive en situación de exclusión.
Una caridad que pasa por acudir a ONGs como Cruz Roja, Cáritas, el Banco de Alimentos y sus asociaciones vinculadas, a pedir ayuda en forma de alimentos y en algunos casos también ayudas para el pago de algunos recibos de suministros. De nuevo, el interrogatorio sobre tu situación personal, la entrega de la imprescindible documentación que demuestra tu condición de empobrecida (ya entregada en los servicios sociales para poder acceder a la ONG), las colas, el cansancio… y finalmente, la última decepción: productos que no son de primera necesidad, están a punto de caducar o ya han caducado. Está ocurriendo en los puntos de recogida de alimentos que la ‘cesta’ no alcanza para que se alimente una familia, no se cumple la normativa sanitaria que rige para los alimentos que se venden en las tiendas o se duplica la entrega de datos personales sin las garantías necesarias de privacidad Las personas empobrecidas son tratadas como ciudadanos de segunda, no sólo porque tienen una cartilla sanitaria para pobres o nunca podrán acceder a la misma educación que tienen quienes pueden pagarla, también hay una comida para pobres.
Nos preguntamos como se distribuyen entre estas decenas de miles de hogares bajo el umbral de la pobreza las decenas de miles de toneladas de alimentos que llegan a los Bancos de Alimentos de Canarias a través de donaciones de la UE, de instituciones, de empresas, de particulares, de campañas y maratones. Parece que el interés y la eficiencia de los bancos de alimentos reside únicamente en su capacidad (virtud) para recibir y almacenar mercancía. Tampoco nos explicamos como los bancos de alimentos no son gestionados directamente por las administraciones públicas, sino a través de organizaciones ‘sin ánimo de lucro’, vinculadas en muchos casos a la Iglesia, y concretamente al Opus Dei, como el propio Presidente de la FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos) o el caso de Manuel Pérez Hernández, presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas de Gran Canaria. Venimos a denunciar la falta de transparencia en la gestión de los bancos de alimentos, en la distribución y el reparto, provocando la escasez de determinados productos y la caducidad de otros, la carencia de productos frescos de primera necesidad, la dificultad para obtener la ayuda de alimentos, la duplicidad de los papeleos y comprobaciones, poniendo en riesgo la privacidad y la dignidad de las personas obligadas a solicitar ayudas que en realidad son derechos universales (techo, comida, energía, agua…)
Desde las empresas que utilizan este medio para eliminar excedentes del mercado y así mantener los precios (aparte de desgravar impuestos, mejorar la imagen de empresa y socavar al pequeño comercio en los barrios mas desfavorecidos), hasta los personajes que se aprovechan de convertir la pobreza en un espectáculo, pasando por las instituciones políticas y religiosas que lo utilizan para hacer proselitismo, construir redes clientelares y en su labor de contención social, las donaciones de alimentos perpetúan la pobreza, convirtiendo en algo natural la caridad, el hecho de que en Canarias cada vez exista gente mas rica y mayor número de pobres y no cuestionando en ningún momento que el problema real es el mal reparto de la riqueza. Reivindicamos una vez más, el reparto justo de la riqueza como única alternativa para terminar con la pobreza, es preferible que las grandes empresas que operan en las islas, en vez de regalar comida, dejen de beneficiarse de las numerosas ventajas fiscales que disfrutan en Canarias y paguen más impuestos. Tienen que ser las instituciones públicas quienes garanticen el reparto equitativo de los excedentes alimentarios (incluyendo las miles de toneladas de productos canarios que se desperdician) y se tiene que establecer, de una vez por todas, una Renta Básica que garantice una vida digna a todas las personas y acabe con la indigna caridad.
Plataforma por la Dignidad, REDESSCAN, Puntos de Información de DDSS de La Casa de La Orotava y del CSO Taucho.
- Inicie sesión para comentar