Carmen Montón, Ministra de Sanidad del gobierno del PSOE, tomaba posesión de su cargo en junio haciendo suyo el discurso pro-sanidad pública. Montón se comprometió a “revertir el modelo mixto y concertado en la gestión de la sanidad”. Dos meses después, la socialista Pilar Ventura se presentaba como nueva Consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón y anunciaba una privatización mediante la implantación de un “Servicio Innovador e Inteligente de Gestión y Producción de la Lavandería” en el Hospital Clínico de Zaragoza.
En un intento de dar explicaciones, el Gerente de dicho Hospital intentaba hacernos creer que todo va a quedar perfecto, que no hay ningún riesgo y que se trata de un proyecto 100% público, pero no es cierto. La realidad es que el señor Gerente no puede decir la verdad: no puede decir que se trata de una “externalización” encubierta y que vamos a pagar 7 millones de euros para que una empresa privada instale su negocio. Lo cierto es que, además, a esa empresa le seguiremos pagando anualmente en función de los kilos de ropa tratada y las prendas dispensadas en los próximos 12 o 15 años. Lo cierto es que las personas trabajadoras y los/las pacientes serán tan sólo números para esa empresa. Lo cierto es que, una vez finalizado el contrato, habremos perdido definitivamente un servicio que era nuestro. Lo cierto es que hemos llegado a esta situación tras décadas de abandono premeditado de las instalaciones que se demuestra por la inexplicable falta de inversión en su renovación y mantenimiento desde 1992. Lo cierto es que esta fórmula “novedosa” de gestión privada costará un 30-40% más (según informes del propio Tribunal de Cuentas), pero ese gasto no computará como deuda pública y no aparecerá reflejado en el limitado presupuesto del SALUD.
El proyecto de la lavandería no es “novedoso” ni puntual. Es una fórmula más para privatizar un servicio público. Empiezan por los servicios no “estratégicos” y siguen hasta donde se les permita. Los experimentos de privatización sanitaria ya han demostrado ser nefastos porque, además de ser más caros, reducen la calidad del servicio. En el servicio central de lavandería de Madrid (privatizado en 2013), al cabo de dos años el 17% de la ropa de los hospitales llegaba sucia y el 12% arrugada, deteriorada y mojada (recordemos que cobran “por kilos”), mientras se sucedían las denuncias de trabajadores por el empeoramiento de sus condiciones laborales. Un caso más cercano de colaboración público-privada es el del CASAR (Consorcio Aragonés Sanitario de Alta Resolución), que acabó rescatado con 24 millones € de dinero público.
Es fácil de entender: el capital privado busca inversiones rentables, las cuentas públicas han sido saqueadas y quienes nos gobiernan y gestionan lo público han demostrado qué poco les importan nuestros derechos. A partir de ahí, que cada cual saque sus propias conclusiones, decida en quién confiar y actúe como considere. Por nuestra parte, exigimos la consideración de la lavandería como cualquier otro servicio fundamental en el ámbito sanitario. Por eso sus fondos deben ser íntegramente públicos, tanto los destinados a su renovación como a su gestión. Los abajo firmantes empezamos una lucha para que así sea. Nuestra salud, una vez más, depende de esa lucha.
Por ello, te esperamos, aprovechando la siguiente cita de empresas a visitar las instalaciones de la Lavandería, el próximo miércoles 5 de septiembre, en la puerta principal del H.C.U. Lozano Blesa, de 10 a 12h
¡Derogación de ley 15/97!
¡¡Por una Sanidad, pública, eficiente y de Calidad!!!
Convocan: Asociación en Defensa de la Sanidad Pública en Aragón, , CGT , CNT y Plataforma Contra la Privatización de la Sanidad
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