En pocas palabras. 15-M RONDA.- Solo grandes fondos de pensiones europeos han invertido en los últimos meses de este año más de 37.600 millones de euros en inversiones en productos básicos, que acrecientan la volatilidad de alimentos básicos como el maíz o el trigo, según una investigación internacional coordinada por Lighthouse Report.
Esta conclusión resulta del análisis de 75 fondos de pensiones europeos, de Italia, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Reino Unido, Finlandia y España. La mayor parte de estos fondos indican que su política de inversión, expresamente, prohíbe la especulación con materias primas, incluidos alimentos. Sin embargo, 15 firmas reconocen invertir actualmente en este tipo de productos.
Si se analiza lo ocurrido en cuanto a materias primas de los 12 mayores bancos de inversión, estas han sumado ingresos por valor de 10.900 millones de dólares (casi 11.200 millones de euros al cambio actual) durante los seis primeros meses de 2022, según los datos recopilados por Coalition Greenwich. Antes de la pandemia, en el conjunto de 2019, ese volumen de ingresos se quedó en 6.500 millones de dólares.
El gigante holandés ABP que controla el mayor fondo de pensiones de ese país, gestiona una de cada seis jubilaciones, de trabajadores gubernamentales y del sector de la educación. Esta firma gestionó cerca de 34.000 millones de euros en el año 2021 y asume que el 30% de su cartera estaba centrada en materias primas alimentarias.
El economista holandés y profesor de la Universidad de Delft, Servaas Storm, asegura “que ABP, con estas inversiones, contribuye a una mayor inflación, a través de precios más altos de alimentos y materias primas”. Además, este efecto inflacionista también tiene consecuencias directas para los partícipes de estos fondos. “Esa mayor inflación, en particular de los alimentos, reduce el poder adquisitivo de los constituyentes de ABP: empleados y jubilados”.
“Los precios más altos de las materias primas, incluidos los alimentos, afectan más a los más pobres. Por lo tanto, la especulación tiene un coste social muy alto: las ganancias para los inversores, incluidos los fondos de pensiones, conducen a una mayor pobreza, mayor deuda, mayor desnutrición y mayor mortalidad [infantil] para el 20% o 30% más pobre de la población mundial.
Esto refleja un fracaso dramático de la economía global y de la economía estándar que continúa justificando las ganancias de inversión especulativas basadas en la fe en la eficiencia de los mercados financieros”, explica el profesor de la universidad holandesa. Además, las grandes corporaciones multinacionales con un poder de mercado considerable parecen haber aprovechado indebidamente el contexto actual para aumentar los márgenes de beneficio para aumentar las ganancias a costa de algunas de las personas más pobres del mundo.
Ante la influencia de los grandes inversores y de la especulación con los precios de las materias primas la Conferencia de Naciones Unidas de Comercio y Desarrollo comenta: “No se ha prestado suficiente atención al papel de los especuladores” Debido a la capacidad de movimiento de los capitales, a la globalización, a la financiación, hay demasiado dinero persiguiendo muy pocos bienes y se inflan los precios.
“El sistema se ha vuelto más complejo y también se ha vuelto menos regulado y, como resultado, los fondos de pensiones están poniendo en riesgo el trabajo duro y los ahorros de millones de personas”, explica la economista Ann Pettifor. “El riesgo es la volatilidad de esos mercados”.
Sin embargo, la UE parece decidida a avanzar hacia una mayor desregulación de los mercados financieros, según explica Sirpa Pietikäinen, europarlamentaria finlandesa. La directiva financiera Mifid se estableció a raíz de la crisis financiera de 2007-2008, para frenar la especulación excesiva con materias primas, pero con el paso de los años, la presión por parte de las instituciones financieras las ha suavizado.