Democratización económica y poder popular: La Soberanía Reproductiva

Armat!Josep Manuel Busqueta.- Después de las elecciones municipales de mayo de 2015 fueron muchas las ciudades y pueblos del Estado español en las que irrumpieron con firmeza las llamadas fuerzas de la “nueva política” o “política del cambio”.

Después de las elecciones municipales de mayo de 2015 fueron muchas las ciudades y pueblos del Estado español en las que irrumpieron con firmeza las llamadas fuerzas de la “nueva política” o “política del cambio”. En muchas ciudades, como por ejemplo Barcelona, Sabadell, Cádiz, Zaragoza, Valencia, A Coruña, etc. los consistorios municipales pasaban a estar presididos o apoyados por personas provenientes del entorno “radical” o “antisistema”. Este hecho evidenciaba varios elementos. Por una parte, se hacía evidente que la capacidad de movilización ciudadana tanto del 15M como de la reivindicación por el derecho a la autodeterminación en el caso de Cataluña, podían tener una incidencia importante en los espacios políticos institucionales. Más allá del debate sobre la institucionalización de la protesta, se ponía de manifiesto que una parte importante de la población se atrevía a vencer el miedo mediático y a votar desacomplejadamente a los “antisistema”. Transcurridos unos años desde estos episodios de movilización, después de que a duras penas aquellos resultados electorales se hayan consolidado en algunas ciudades y municipios, y hayan perdido fuelle en la mayoría, parece lógico y necesario que se haga balance de qué han supuesto estos proyectos políticos desde la perspectiva de la transformación social. En mi opinión, visto desde un enfoque transformador, estos proyectos políticos arrojan un pobre resultado. A continuación planteo, con voluntad constructiva, algunos elementos para la valoración crítica.

En un entorno donde el descrédito de la política por el enquistamiento de la corrupción y la gestión austeritaria de la crisis, que cargaba la recuperación económica sobre la precariedad de una parte importante de la población, los esfuerzos de las alcaldías de la nueva política se centraron en ofrecer una gestión política más honesta, participativa y transparente. Sin duda, dotar a las instituciones de estas prácticas después de que el péndulo de la gestión se hubiera desplazado hacia los extremos de la mala praxis, suponía un cambio considerable. No obstante, estas modificaciones en la forma no cambiaban sustancialmente el fondo. De hecho las estructuras de poder y las lógicas austeritarias de gestión de los recursos públicos, también en su vertiente municipal, han continuado sin sufrir ninguna modificación sustancial. Los criterios neoliberales de control del déficit público, imposibilidad de revertir la regresividad fiscal, externalizaciones en manos de las grandes corporaciones, dificultades para hacer frente a las necesidades extremas de la ciudadanía (vivienda, energía, educación, ocio, salud) se han hecho evidentes en entornos sociales donde la precariedad de la vida se ha enquistado de manera durísima. Atenazados por las directrices emanadas desde el gobierno central, dirigidas desde los centros de poder de la UEM, las alcaldías del cambio sólo han podido discutir las migajas que dejaba el férreo cumplimiento de la reforma del artículo 135 de la Constitución.

Sin capacidad de una modificación sustancial de la gestión neoliberal, salvo algunas pocas y menores excepciones, tampoco ha existido una apuesta fuerte por experimentar procesos de transformación de la estructura productiva que, con el apoyo de las instituciones municipales, sirvieran para contraponer propuestas públicas de cobertura de necesidades materiales de la población. Ciertamente los límites de la legislación local y los múltiples impedimentos burocráticos y técnicos han jugado un papel determinante que no se ha sabido superar.

Otro elemento a destacar ha sido la desactivación que ha supuesto el paso a la institución de muchas de las persona provenientes de los movimientos sociales. La fuerte relación emocional, incluso personal, existente entre movimientos e institución ha jugado un papel de neutralización de la protesta y la reivindicación. Durante este período se ha llegado incluso a entender la movilización social alrededor de las problemáticas municipales como un acto de boicot a la verdadera apuesta de transformación que se localizaba en el consistorio.

Debemos aprender de la experiencia pasada y ser capaces de rearticular el diálogo entre los movimientos sociales y las posiciones institucionales para diseñar estrategias compartidas que permitan afrontar los distintos retos presentes y futuros.

Todos estos elementos han tenido como resultante una sensación de frustración que influye en la percepción de la participación institucional y la transformación de la sociedad. Ahí están desde los que consideran el intento como un fracaso y que habría que abandonar definitivamente la vía institucional en el futuro, hasta los que consideran que “algo es mejor que nada” y que a pesar de que no se consigan cambios significativos es mejor no dejar ese espacio a fuerzas políticas más perjudiciales para los intereses transformadores. También existen, entre los que me incluyo, aquellos que sostienen que, con todas sus limitaciones, el espacio institucional es un espacio indispensable, aunque no suficiente, para la transformación social. Debemos aprender de la experiencia pasada y ser capaces de rearticular el diálogo entre los movimientos sociales y las posiciones institucionales para diseñar estrategias compartidas que permitan afrontar los distintos retos presentes y futuros. Esta última posibilidad supone que debe hacerse un profundo debate que sitúe claramente cuales son los límites de lo institucional para la transformación social. Debe enfrentarse el reto de cómo restituir el protagonismo de las propuestas transformadoras, y por tanto cómo desbordar la gestión del actual capitalismo imposible. A participar en este debate responde el resto del artículo.

EL CAPITALISMO ACTUAL. DÓNDE ESTAMOS

Termina con el capitalismoHemos asistido durante los últimos años a un proceso de oxigenación del beneficio capitalista que se ha cimentado en la explotación de las relaciones capital-trabajo. El “trabajar más y cobrar menos”, propuesto por Díaz Ferrán, se ha convertido en una realidad que en la práctica supone, según la OIT, un 13% la población trabajadora pobre en el Estado español?. Otro eje de la recuperación ha consistido en un incremento notable de la desposesión. Derechos colectivos, recursos públicos así como recursos naturales, han sido puestos a la venta confiando, vanamente, en mejorar las cuentas públicas y mejorar también una competencia empresarial que, en un mundo controlado por los oligopolios, sólo existe en los manuales que sufren los estudiantes de economía y en las tertulias radiotelevisivas que sufrimos el conjunto de la población. Explotación y desposesión que de manera creciente, tanto a nivel global como local, se gestionan a través de una democracia devaluada que no permite incidir en los debates estructurales y reprime con mano dura toda contestación social. El grueso de la política económica del país se encuentra bajo control de las instituciones europeas al servicio del capital financiarizado. Mientras tanto, el contexto de crisis económica y institucional que vivimos a escala estatal sirve para implementar unas políticas represivas sin precedentes, con la extrema derecha jaleando para que se acentúen. Cabe hacer al menos un par de consideraciones fundamentales al respecto. La primera es que son sobretodo las mujeres las que sufren con mayor intensidad el impacto de esta situación. El deterioro del escaso Estado del Bienestar existente y la discriminación que sufren en el mercado laboral, las sitúa en una situación de extrema vulnerabilidad que se agrava en un entorno social cimentado durante siglos de patriarcado. Cabe añadir además que esta realidad social y económica se sitúa en un entorno global donde ya son evidentes los límites biofísicos del planeta y empiezan también a serlo los desajustes sociales que esa fractura metabólica genera. Si bien esa realidad es ya palpable, son muchas las dificultades que pueden derivarse en el futuro de la gestión de sociedades con alta presión demográfica, debida a los desplazados ambientales, además de los costes de las falsas soluciones -de final de tubería- que impactarán en mayor medida en los bolsillo de las clases populares con menos recursos para comportarse según los estándares de sostenibilidad que emanan del capitalismo “verdoso”.

LA SOBERANÍA REPRODUCTIVA. RECUPERAR LAS SOBERANÍAS DESDE LO LOCAL Y LO CONCRETO

Sin duda, ante esta realidad que vivimos son muchos los interrogantes que emergen con urgencia. Parece evidente que sería deseable que entre todos aquellos agentes concienciados en articular respuestas fuéramos capaces de contribuir a la creación de un movimiento internacional capaz de incidir políticamente en los centros de decisión globales e imponer una agenda de reversión de todas estas prácticas social y ecológicamente nocivas.

Es urgente empezar a tejer una estrategia de ámbito local que nos permita intervenir desde el aquí y el ahora.

Desgraciadamente no parece que este sea un escenario fácil de conseguir en un futuro inmediato, a pesar de que la existencia de espacios como el de Fridays For Future permiten albergar alguna esperanza al respecto. Es urgente empezar a tejer una estrategia de ámbito local que nos permita intervenir desde el aquí y el ahora. Es aquí es donde se sitúa la propuesta de la Soberanía Reproductiva. Definiré como Soberanía Reproductiva al proceso que avanza hacia la transformación del sistema productivo y de las relaciones sociales que lo reproducen, hacia una forma de sociedad que tenga como objetivo el desarrollo pleno de las personas. La Soberanía Reproductiva se plantea como un proceso orgánico, antagónico al de la reproducción del capital. No se trata por tanto de la mera recuperación de nuestra capacidad de decisión en un ámbito económico concreto, ni de un proceso exclusivamente material. De lo que se trata es de generar propuestas que creen los entornos adecuados para que crezcan personas de acuerdo con un objetivo de sostenimiento y reproducción de la vida, no sólo presente sino también futura.

La Soberanía Reproductiva tendría como concreción la lucha por la recuperación de cada una de las soberanías materiales (alimentaria, energética, residencial, financiera, sobre la salud y la sanidad, tecnológica, cultural, etc). En un momento donde la ofensiva capitalista pasa, con el apoyo de los estados, por apoderarse de todos aquellos elementos capaces de producir beneficios económicos, se convierte en indispensable afirmar colectivamente que existen ámbitos vitales donde la toma de decisiones debe desarrollarse democráticamente, excluyendo los mecanismos del mercado. Se trata de recuperar para la colectividad todos aquellos derechos, espacios y sectores indispensables para la reproducción de la vida. En definitiva, se trata de establecer un diálogo fecundo, articulado bajo una estrategia compartida, entre los distintos procesos de defensa y recuperación de las soberanías vitales que ya se encuentran, en muchos casos, en marcha en nuestras sociedades. Un proceso de estas características nos permite situar la lucha en un plano concreto evidenciando que en nuestra sociedades hoy la democracia y la soberanía son palabras vacías sino van apoyadas por los procesos materiales que las sustenten. Las propuestas que emanan de la Economía Social y Solidaria y del Ecofeminismo, la lucha por una vivienda digna, todas aquellas que se oponen a la pobreza energética, las que defienden el derecho a una información veraz, y un largo etcétera serían ejemplos que nos indican cuáles son los mimbres con los que debemos empezar a tejer la Soberanía Reproductiva.

LO COMÚN DE LAS DISTINTAS PROPUESTAS TRANSFORMADORAS: LA BRÚJULA

luchar crear poder popularParece sensato plantear que en el proceso de la Soberanía Reproductiva aquellas propuestas que planteemos deben estar dotadas de unas características que las hagan apropiadas para el fin transformador que se persigue. A ese efecto nos parece de mucha ayuda la propuesta del triángulo socialista planteada por Mike Lebowitz*, así como los trabajos del Seminario de Economía Crítica Taifa? en relación con las alternativas. De manera concreta, consideramos que aquellas propuestas que pretendan avanzar en una dirección transformadora deberán estar guiadas por una serie de criterios que nos parecen indispensable para poder considerar que dichas propuestas están dotadas de potencial transformador. Así pues:

  • Las propuestas planteada deben basarse en formas de propiedad que superen la propiedad privada. Aquello que debe someterse a formas de propiedad colectivas (estatales, comunales, cooperativas, etc) serán fundamentalmente todos aquellos recursos que se consideren vitales para la reproducción de la vida, y que dejarlos en manos del mercado pueda suponer un peligro para el desarrollo digno y ecológicamente viable de la misma.
  • En la producción deben superarse los distintos
  • procesos de dominación y explotación existentes en el capitalismo actual. Debe superarse por tanto la explotación capital-trabajo, el dominio patriarcal que se desarrolla en las relaciones productivas actuales, así como el sometimiento de los recursos naturales a intereses privados, poniendo en entredicho su posibilidad de disfrute por las generaciones futuras y el respeto de los distintos ecosistemas existentes.
  • Las propuestas planteadas deben estar diseñadas desde la voluntad de satisfacer a las personas de manera universal según sus necesidades. Deben superarse por tanto los mecanismos mercantiles de distribución, así como todos aquellos que supongan una discriminación (orientación sexual, procedencia geográfica, religión etc) de las personas al acceso, participación o disfrute de lo planteado.
  • La toma de decisiones debe basarse en la democracia. Los procesos decisionales no deben ser ni autoritarios ni despóticos.
  • Debe superarse el individuo como objeto de las políticas. El objetivo de las propuestas debe ser la posibilidad de crear entornos donde todas las personas dispongan del máximo de posibilidades para desarrollar un vida plena.

Debe tenerse en cuenta que estos criterios no deben verse como limitantes sino como acicates para la construcción. Deben formar parte del imaginario común de todos los proyectos transformadores, siendo conscientes que la superación de las premisas de reproducción del capital por otras de reproducción de la vida son las que finalmente dotaran de organicidad a la propuesta de la Soberanía Reproductiva convirtiéndola verdaderamente en un proceso inmanente de creación y consolidación de vida.

DESDE DÓNDE PLANTEAR LA LUCHA POR LA SOBERANÍA REPRODUCTIVA Y CON QUIENES

El ámbito desde donde plantear el desarrollo de la Soberanía Reproductiva será allí donde dispongamos de capacidad política para implementar procesos con esa naturaleza. Así pues, deberemos, con toda la audacia y determinación posibles, tejer las redes y alianzas que nos permitan ir creando los entornos donde la Soberanía Reproductiva tome protagonismo. Seguramente el ámbito municipal, entendiendo éste como el entorno de máxima proximidad ciudadana, sea el lugar idóneo para empezar a practicar ese proceso de transformación. Es en los entornos municipales donde la proximidad, la credibilidad de lo que se plantea y de quienes los plantean, la capacidad de incidencia más o menos inmediata y la posibilidad de involucrar en los procesos de transformación a una gran mayoría de personas, donde sería posible empezar a desarrollar procesos vinculados con la Soberanía Reproductiva. En ese contexto la institución debería jugar un papel de apoyo a los procesos en marcha. Ni dirigiéndolos ni determinándolos, el papel de la institución debería ser el de sumar recursos y posibilidades materiales y legales a los procesos existentes. Como mínimo debería pedírselo a la institución que no supusiera un impedimento al avance de dichos procesos de construcción colectiva.

A PESAR DE TODO DEBEMOS VOLVER A INTENTARLO

Sisifo y el castigo de remontar la piedra. En nuestro caso una mochila densa y pesada de sufrimiento y dolor humanos. De nuevo debemos volver a intentarlo. Al dolor y al sufrimiento que diariamente produce el capitalismo, debemos oponerle nuestras ganas de vivir. Convencernos que no estamos solas, que en todos los barrios, pueblos y ciudades del mundo existen personas que van a levantarse la mañana siguiente deseando cambiar el rumbo de esta sociedad fracasada.

Josep Manuel Busqueta es economista y pastelero o viceversa.

  1. Los argumentos de este artículo se encuentran desarrollados más ampliamente en el libro: Soberanías. Un propuesta contra el capitalismo. Varios autores. Ed Baladre/Zambra. 2018.
  2. www.expansion.com/2010/10/14/economia/1287083152.html
  3. http://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/10/07/economia/15704485 06_777185.html
  4. Lebowitz M. L' alternativa Socialista. Edicions del 1979. 2014.
  5. http://seminaritaifa.org/files/2018/09/Informe_09_ES.pdf


Texto extraído de la revista de OMAL Monográfico 01 Abril 2020

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