Hace ya un mes que salimos de Madrid dirección Argentina, este gran país lleno de gente lindísima que nos ha abrazado con fuerza y cariño todos los días de nuestra estancia aquí.
Con mucho pesar nos despedimos de Uruguay, nos llevamos el recuerdo de una ciudad tranquila, sencilla y relajada, y el amor de todas las personas y lugares por los que hemos transitado: Martín, Andrea, Pola, Raúl, Mariana, Dulcinea, Fer,... Que mes más intenso y que sensación más rara volver a Buenos Aires sabiendo que es la última parada, que no tenemos más libros que organizar ni trayectos que realizar... se acabó el viaje.
Como es habitual el buque bus Uruguay-Buenos Aires llegó con retraso, el Subte estaba cerrado y nos tocó coger un bus para ir enlatadas hasta Caballito. Por suerte ya controlamos bastante la ciudad y llegamos a casa sin problemas. Nos encontramos con Tefi, que también arrastra cansancio de toda la semana sin parar por sus múltiples militancias, con la cena preparada y todo dispuesto para charlar un rato y acostarnos tempranito.
A la mañana siguiente nos costó levantarnos y ponernos en marcha, son muchas las taras que nos van saliendo hacia el final del viaje: que si los riñones, las lumbares, las cervicales, el talón de Mary, los tobillos resentidos,... y teníamos que seguir intentando contactar con la compañía aérea porque por fin nos han localizado la maleta y está en Madrid. El contacto fue imposible y finalmente nos tuvimos que ir porque nos esperaba un coche para llevarnos a casa de Fabio y Claudia, hermano y cuñada de Álex, compa de Dones i Prou, para comer juntas un asado argentino. Nos dirigimos dirección Lugano 1 y 2, dejando la ciudad de Buenos Aires por el Sur y entrando en provincia, allí nos esperaba Fabio haciendo brasas, Claudia que bajaba cargada con vasos, bebida, y cosas para picar, la hermana pequeña de Alejandra que se parece muchísimo a ella, y sus sobrinos Priscila y Ezequiel. Poco a poco se fueron sumando amigos de la familia con los que compartimos reflexiones políticas, sociales y también algunas risas y brindis. Que estupendo fue sentirnos abrazadas por el calor de la familia, que facilidad tenemos para acompañar desde la distancia con brazos que son extensiones de nuestras propias compañeras y que, en estos momentos, sentimos tan presentes en las miradas, los gestos y las palabras. Es difícil expresar la gratitud inconmensurable que sentimos y el trato tan especial y cercano que nos dieron, nos sentimos parte de la familia sin apenas conocernos. También fuimos conscientes del dolor con el que se viven las distancias de los seres queridos, este dolor que contiene comprensión, reconocimiento, autonomía y amor, mucho amor que siempre nos sabe a poco cuando se menciona, pero que contiene toda una carga de recuerdos, afectos y trayectorias difíciles de digerir en frío.
Fue un encuentro muy intenso donde nos sentimos parte de la vida y orígenes de Alejandra... Sobre las 17h volvimos a Caballito con pocas, poquísimas ganas de hacer nada, redactamos la crónica, hicimos las reclamaciones por correo a Air France, comprar para la cena,... y así nos llegó la noche. Tefi preparó la cena y llegaron dos amigos más que se unieron a la velada nocturna, al principio muy animada pero rápidamente fue cayendo por el cansancio acumulado, los cuerpos no nos dan más de sí aún con las ganas que tenemos de disfrutar de cada segundo que nos queda aquí.
Nos levantamos relativamente temprano para ir a San Telmo y ver algo de "turisteo" argentino, no lo hemos hecho a lo largo de todo el viaje y está guay disfrutar de la ciudad más allá de las cloacas del subte y los buses de boquerones enlatadas. Quedamos con nuestro gran amigo Juan en la estación de Constitución que venía de Quilmes para despedirse de nosotras antes de marchar de vuelta. A nuestro Juan lo conocimos en Pigüé y conectamos enseguida, es un chaval muy joven con un potencial increíble que nos cautivó y nos llevó a estar pendientes de él todas las jornadas. Confiamos en que venga pronto a visitarnos y seguir disfrutando de su compañía y sus estrambóticas experiencias de vida y calle.
Primero localizamos un ciber para poder imprimir los pasajes y las reclamaciones y hacer algunas llamadas a la compañía en el Estado Español para localizar el punto exacto de la maleta y averiguar si podríamos recogerla en Madrid a nuestro regreso. Tras más de media hora de gestiones sin sentido y sin respuestas claras salimos de allí algo agobiadas pero sin mucho que poder hacer. Paseamos con Juan y Tefi por todo el mercado, descubriendo curiosidades y asustándonos por los precios, comimos un choripan riquísimo en unos de los puestos y, como no somos muy de compras y comercios, nos fuimos pronto del mercado de vuelta a Caballito. Volvimos a pasar por el ciber para volver a intentar solucionar algo, sin mucho éxito, y luego llegó la despedida definitiva de Juan, ayyyyyyy....., y la vuelta en subte hasta Caballito buscando cajas vacías para la mudanza inminente de Tefi (entre el jueves y viernes se traslada de departamento a otro barrio).
Nos queda muy poco y cada hora que pasa nos hace tomar más conciencia de que se acabó, ahora estamos organizando maletas, depósito de libros para Sembrando Rebeldías, contestando Whatsapp y formalizando despedidas dolorosas que se traducen en 14 mil km de distancia. Ha sido un viaje increíble, con personas increíbles y con la mejor compañía... de aquí sí que nos llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones... es semilla, es esencia y guarda por siempre la esperanza.
- Inicie sesión para comentar