Como venimos relatando en parte de las crónicas de este viaje, la vida en los barrios periféricos de Salvador no es nada fácil. Los recursos de salud, vivienda, educación, servizos sociales, transporte, etc, son escasos y hay una gran dificultad para dar cobertura a toda la población.
Pero como defendemos y practicamos en Baladre, la articulación entre diferentes colectivos y la apuesta por el trabajo comunitario desde planteamientos diversos es a menudo no sólo un camino político sino algo vital para las personas en situación de precariedad y exclusión social.
En una de nuestras últimas actividades en Salvador visitamos, gracias a la intermediación de Carol Fidalgo (valiosa profesional de la medicina y persona querida), el Complexo Comunitario Vida Plena. De la mano de la coordinadora Hilda Lorena, pudimos conocer ese espacio de formación de profesionales sanitarios desde una óptica de atención integral, y sobretodo hacernos una idea de cual es la situación de la salud de las habitantes de Pau da Lima. El tercer barrio más poblado de Salvador, en el que viven aproximadamente 120.000 personas, situado en las periferia de la ciudad y con graves problemas de habitabilidad, recogida de basura y de infraestructuras básicas. La presencia del narcotráfico, y consecuentemente las operaciones policiales, complican aún más la vida de las vecinas y vecinos, así como el trabajo comunitario en este territorio.
Pero todas esas dificultades no fueron un impedimiento, sino un aliciente más para que hace unos veinte años un grupo de jóvenes profesionales de la salud comprometidxs con el desarrollo humano integral y vinculadas a comunidades de base de orientación espírita (una más entre tantas expresiones espirituales en el país) sacasen adelante un proyecto de salud comunitaria.
Desde entonces el centro fue creciendo y convirtiéndose en una institución de referencia en la formación de profesionales de diferentes especialidades sanitarias en colaboración con profesorado de la Escola Bahiana de Medicina y la Universidade Federal da Bahia. Estudiantes y residentes de medicina, fisioterapia, psicología, enfermería, odontología, etc, se reúnen cada día en el centro, junto con las agentes comunitarias de salud (todas mujeres vecinas del barrio que reciben el nombre de “correntes da paz”, ya que asumen el papel de figuras legitimadas y eje fundamental para el trabajo de salud comunitaria, siempre sometido a negociación con los jefes del tráfico locales), para hacer las visitas domiciliarias y el acompañamiento sociosanitario de las habitantes de Pau da Lima. Personas ancianas en su mayoría, muchas de ellas acamadas o con cuadros de hipertensión y diabetes. También tienen prioridad las personas con problemas de salud mental, embarazadas y personas en situación de pobreza extrema.
Durante la visita Hilda nos explicó con detalle el funcionamiento y organización del centro, sus diferentes espacios y procedimientos. Pero fue el abordaje clínico adoptado lo que nos dejó más impresionadas. La perpesctiva sistémica es el eje central del trabajo de Vida Plena, pautada en un estudio sanitario, socioeconómico, de condiciones y hábitos de vida de cada una de las cinco mil familias que atienden. Identificando sus figuras de liderazgo (no necesariamente vinculadas por lazos de consaguineidad) para apoyar en la prevención, tratamiento y promoción de la salud, formando a las vecinas y vecinos acerca de como hacer un uso más eficiente del SUS (Sistema Único de Saúde, el programa de atención sanitaria del país), entre otras actuaciones.
Otra cuestión que nos ha llamado mucho la atención es la incorporación de las llamadas “prácticas integrativas” de forma complementaria a las otras especialidades. Bajo esta denominación entran aquellas intervenciones terapéuticas cualificadas de “alternativas”, en la actualidad legalizadas y autorizadas por el ministerio de salud brasileiro. La homeopatia es una de ellas (junto a la acupuntura, terapias psicocorporales, fitoterapia, cromoterapia, técnicas de relajación, etc), un abordaje que vino conquistando cada vez más espacio en los servicios oficiales de salud. De hecho, en otra visita, también de la mano de Carol pudimos conocer la Unidade de Práticas Integrativas del Hospital Universitario de la Universidad Federal da Bahia.
Allí, distintas profesionales ofrecen de forma voluntaria sus conocimientos y técnicas a las personas que allí acuden, la gran mayoría con bajos recursos. En esa unidad se palpa el entusiasmo y el compromiso de las profesionales por poner a la disposición de las personas técnicas y saberes a servicio de unas vidas más saludables y con menos estrés, al margen de los intereses de la industria farmacéutica. La mirada integral hacia el ser humano y el cariño que despliegan en su que hacer profesional casi consigue neutralizar los pocos recursos con los que cuentan, el espacio reducido y el gran número de personas, que desbordan con creces a las profesionales.
Pero volviendo al proyecto Vida Plena, el abordaje no se queda en lo sanitario, sino que va más allá. Abarca la promoción de pequeños emprendimientos, la colaboración con otrad entidades para promover cursos de capacacitación en el barrio, la habilitación de un espacio para jóvenes de 11 a 21 años, dirigido a ofrecer actividades complementarias y así prevenir la entrada en el círculo de la violencia. Una de las iniciativas que más nos han impresionado fue el fomento de la vida comunitaria a través de un trabajo con los sueños y los deseos de la comunidad. Hilda nos cuenta que el objetivo es promover no solo la mejora de las condiciones básicas de vida, sino la felicidad de la comunidad, una vez que esta tiene un impacto directo y favorable en la salud.
Con essa última idea rondando en las cabezas nos despedimos del bairro de Pau da Lima y de esta iniciativa encaminada a construir comunidad desde parámetros de salud integral, felicidad y plenitud.
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