Buenos Aires, Argentina. Teatro Político, Comedores sociales y aportes de la economía feminista desde Argentina

fotoTodavía nos quedan algunas cositas que contar del viaje a Argentina. Esta vez ya en la gran capital. Como ya está siendo costumbre en esta fase final os dejamos con tres pequeñas crónicas en una. No dejéis de disfrutarlas.

Desembarcamos en una ciudad que de ritmo rápido y atestada de personas, peleándose por el espacio en los transportes públicos. Dentro de estas personas de paso rápido e inalcanzable esta Tefi, nuestra anfitriona durante estos días.

Contagiadas por este caminar, independientemente de la prisa que tengas, vamos a ritmo marcial a todos los lugares. La prisa nos engulló mientras nos dirigíamos hacia el barrio de Palermo, uno de los barrios con buen nivel de vida para la capital.

Aquí hay un espacio para mentes inquietas, una de ellas es Javi, de Ecologistas en Acción, madrileño que por ahora se ha establecido en Buenos Aires !nos alegra verle por aquí!

Las compañeras de Sembrando Rebeldías nos han invitado a una clase de Teatro Político dentro del espacio “La dignidad”. Lola, profesora de Historia del teatro, nos expone "La función utópica del discurso" dentro del marco en el que estamos, es decir, el Teatro Político comunitario. La función utópica comienza desde la diferencia entre persona y trabajar ser personaje, la diferencia en el teatro comunitario es que se plantea una crítica al contexto en el que se enmarca pero no se queda ahí sino que va más allá y trata de cambiarlo planteando escenarios futuros. La visión o la función del teatro comunitario es funcionar como herramienta para trabajar en otros espacios, como puede ser la inclusión en barrios empobrecidos como actividad de empoderamiento.

Tras la clase comienza una tertulia, como viene siendo habitual, y ante las preguntas, somos las primeras en exponer quienes somos y que es eso de Baladre.

En este mismo espacio, separado por un tabique, se encuentra un comedor social. Lleva funcionando desde el 2000, aunque la ocupación del lugar fue un par de años antes. Carmencita es el motor del proyecto, con 8 hijos y dos nietos, en tiempos duros no dejaba su militancia social, y, si era necesario, escondía a sus hijos en las carpas para protegerlas durante acciones o reuniones. Desde aquello años hubo comedores que se cerraban, otros se abrían. “había mucha represión” nos cuenta Carmencita en un tono que delata la represión como parte de su vida.

En el 2000 funcionaban tan solo con lo que se donaba,para hacer buenas raciones todo se mezclaba con arroz. La realidad alimentaria era “agua y lo he había”.

Siempre ha habido demanda, quizá 2006 o 2008 fueron momentos mas bajos, pero siempre han llegado al comedor de diferentes barrios o personas que viven en la calle.

Los comedores dan hasta 70 comidas a personas en situación de pobreza sin distinción: expresas, politoxicomanas, trans…

El los comedores o albergues gestionados por la municipalidad no pueden acceder sin documentación y aún así esta decisión es subjetiva y no todas las personas son aceptadas.

Observando las necesidades en el transcurrir de los años, intentan cubrir las básicas que el gobierno no cubre entre otras cosas tienen ambulancia, bomberos, escuelas… y movimiento mucho movimiento.

Para Carmencita la situación esta igual o peor que en 2001, los saqueos puede que vuelvan, en Tucuman ya están ocurriendo.

Dejamos a Carmencita, y su mente lucida, en sus, en plural, quehaceres. Ojalá pudiéramos pasar mas tiempo con ella, acompañar en una comida, saber de donde saca la vitalidad; pero en Buenos Aires el tiempo vuela y tenemos que dejarla. Hay un largo camino hasta casa de Tefi para poder descansar.

"Aportes de la economía feminista desde Argentina"

No podemos pasar en estas lineas sin nombra el Bar La dignidad, es el lugar de desayuno y de conexión a Internet para nosotras que estamos de paso. La dignidad funciona cooperativamente y gestiona repartos de huerta de pequeñas cooperativas. Los productos a la venta son de producción cercana y ecológica. Más que un bar… y que muy cerca de casa de Tefi, lo que nos facilita muchas de las gestiones de Internet.

Hoy volveremos al metro (subte) aunque nuestro destino no es habitual, la actividad es dentro de la Diputación. Así que nos paramos en Congreso. El edificio es fácil de reconocer por la cantidad de “protección” militar que le rodea y, frente al Congreso, diferentes protestas y mini mitines. Antagonistas de la realidad.

Tras varias vueltas, finalmente encontramos el lugar donde tenia lugar la presentación de la revista Aportes de la Economia Feminista en Argetina la presentación corre de la mano de Lucia Martelette, Belén Paz y Pato Laterra

Entre todo lo que nos aportan las compañeras una pregunta en el aire: ¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidado?

La pregunta va tomando forma conforme se desgrana y se torna en respuesta. Primero deberíamos pensar como interdependientes, no solo cuidados directos o unidireccionales, también los cuidados que ya sea de forma puntual o por proceso, necesitamos, por lo tanto pasamos a ser dependientes. Teniendo en cualquiera de los casos del autocuidado. El cuidado tiene tres componentes: el cuidado directo, el indirecto y el autocuidado.

Desde una mirada material el cuidado es una pieza clave en la economía de los países. La situación en Argentina, en relación a los cuidados intervienen cuatro actores: mercado, estado, familia y comunidad.

En el mercado laboral el empleo no es igualitario y los empleos feminizados tienen una menor remuneración, además los factores de género no son favorables a las mujeres, sin olvidarnos la mayor carga de trabajo no remunerado.

Termina la presentación y nos quedamos con las “cuatro R”: Reconocimiento- Redistribución- Reducción- Representación

La salida del edificio blindado no es tan complicada como la entrada. Son casi las cuatro de la tarde y nuestros estómagos ladran hasta encontrar el lugar que buscábamos. El local de las “Madres de la Plaza de Mayo” aquí saciamos hambre y curiosidad, un tanto morbosa, de como sería el local. Es grande lleno de rostros pintados en las paredes, el Che presente y una paredes dedicadas a fotografiás.

Y tras este pequeño himpas de nuevo a la calle trepidante y al metro rebosante. Tenemos que estar antes de las ocho en casa y las distancias marcan el tiempo.

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