Hace ya una semana que salimos cargadas de maletas dirección Buenos Aires, por el camino hemos perdido una maleta con libros, saco de dormir y algunos enseres personales, pero, por otro lado, hemos encontrado grandes personas, organizadas, llenas de energía y rebeldía. El nivel de implicación de los círculos en los que nos movemos nos obliga a estar permanentemente en movimiento, conociendo, descubriendo, compartiendo experiencias y también generando vínculos afectivos y emocionales que nos hacen sentir que existe un mundo nuevo en nuestros corazones más allá de las fronteras físicas y jurídicas.

Si bien es cierto que el cambio de temperatura ha resentido levemente nuestra salud: mocos, toses, irritación de garganta,... la amabilidad y cercanía de las compañeras que nos acogen nos permite seguir avanzando con fuerza.

Ayer fue festivo en Córdoba, lo que nos permitió poder dedicar tiempo al descanso y recuperación de los síntomas del resfriado: miel, jengibre y mate calentito, compartiendo momentos con las compas más allá de la dimensión reivindicativa. La mañana la dedicamos a contestar correos, cerrar visitas, limpiar ropa y escribir la crónica intentando plasmar toda la carga emocional que supuso el paso por la escuelita de las Trashumante. Comimos muy a gusto con Lichi, Nadia, el Flaco, Anita, Lucas y Álex, compartiendo reflexiones y anécdotas, la sobremesa se alargó hasta las ocho de la tarde entre juegos de cartas y pastelillos dulces típicos de la gastronomía argentina. Posteriormente organizamos todo el material del depósito en Córdoba, contando libros y seleccionando títulos para el encuentro de Fábricas sin Amo de Pigüé y para las jornadas de Economía Crítica en Buenos Aires. Para cuando terminamos se nos había echado el tiempo encima, cenamos rápidamente unos lomitos envueltos en pizza y salimos corriendo para la terminal a coger el bus con destino San Luis.

A las 6 de la mañana llegamos a la ciudad de San Luis, media hora antes de lo previsto, con un frío invernal que nos atravesaba todo el cuerpo a pesar de las capas de abrigo. Esperamos dentro a Walter acompañadas por la música de la terminal que, para sorpresa de Mari, sonaba su cantautor preferido. Tras el reencuentro nos dirigimos al local de ADU (Asociación de Docentes Universitarios), donde desayunamos un rico té y pan con dulce de leche, nos alojamos en las habitaciones del gremio y descansamos un rato hasta las 12 hs. Tras ducharnos y espabilarnos nos dirigimos al comedor universitario para encontrarnos con Gabi y su hijo Manu. Fue una visita fugaz pero intensa que nos ayudó a ponernos al día de la situación en ambos lados del océano y a concretar con Gabi un almuerzo para el sábado, antes de volver a Córdoba. El manjar de risotto y pollo al horno con patatas nos llena tanto que nos deja aptas para descansar en la siesta y recuperar las horas de cabezadas en el trayecto nocturno que nos trajo hasta aquí.

Suena la alarma para levantar nuestros cuerpos e irnos con Walter a una entrevista de radio en la universidad en la que compartimos las andanzas baladrinas acompañando las palabras con mate. Antes de irnos de la facultad, recorremos los pasillos pegando carteles de nuestra programación por aquí. Walter nos invita a la merienda: churros rellenos de dulce de leche ¡volveremos con extra de azúcar en nuestros cuerpos! El día concluye removidas, reflexionando sobre la situación de Juana Rivas y planteándonos compartirles sensaciones al respecto si tenemos tiempo y energía suficiente para ello.