Nuestro primer día completo en Dio Cuarto lo iniciamos con una visita a un proyecto especial que se llama La Granja.
En esta ciudad acosada por los agrotoxicos nuestro imaginario  sobre “La Granja” nos llevó a un espacio de cultivos ecológicos y exclusivamente rural. Parte de nuestro pensamiento se ve satisfecho, lugar es rural pero tiene algo mas, o mucho mas.

En un todoterreno recorremos unos  siete kilómetros por carreteras-andurriales, y es lo que tiene el mundo campestre, que esta alejado del orden urbanita y las comodidades. Pero también puede alejarnos, como es este caso, de la desprotección  social.
En LA GRANJA  viven jóvenes que están saliendo de la delincuencia y/o la drogadicción. Se da trabajo, techo y comida desde niños y adolescentes a jóvenes en riesgo de exclusión. También la afectividad forma parte, muy importante, del trabajo.  En este lugar no hay diferencias y todo trabajo es repartido y comunitario, esto facilita el compromiso y el empoderamiento.
 No existen criminalizaciones, ya que la realidad barrial ha sido la que les ha llevado a su realidad. Desde  la  educación popular, soberanía alimentaria y la participación se construyen alternativas esto hace que el camino a la regularización de sus vidas sea mas fácil.
Algunos de ellos se quedan a vivir en La Granja para siempre, la vida “normal” muchas veces es invasiva, para ellos su hogar es La Granja.

Un recorrido para ver parte de las instalaciones por el que nos van guiando un grupo de chavales. Al principio se muestran mas tímidos, pero rápidamente “rompen el hielo”. Vacas a lo lejos y terneros que se dejan acariciar, como siempre algún perro vagueando… un pabellón con cerdos y mucho campo rodeando las instalaciones.
Ojalá los medios hegemónicos trajeran aquí sus cámaras para difundir el desarrollo de las personas cuando no están con el estigma de la pobreza.

Es la hora de comer! Compartimos mesa con las personas que llevan mayor peso en la gestión de “La granja” y en el comedor otras sesenta personas van dando cuenta del menú.
Se arreglan con turnos de cocina, recogida de mesas etc. nadie es ajeno a la puesta en común de labores.
Sabrina y Winka nos cuentan la historia de este espacio, aunque no hay demasiado tiempo para sobremesa, porque aquí el trabajo impone las horas.
Esta pareja vive en La Granja y tienen un hijo natural, y sesenta adoptados. Nos parece un esfuerzo formidable e intenso pero ni les abruma ni se arrepienten
-Bueno, algunas veces tenemos  que correr al centro de salud- comenta Sabrina sonriendo- Pero normalmente nos arreglamos aquí.

La Granja nació de esas locas ideas llevadas a cabo por una pareja, hoy La granja ha crecido y se  realizan trabajos de  distribución solidaria de leche entre las familias pobres de cuatro barrios de la ciudad de Río Cuarto. En concreto en el  barrio Mujica se encarga de dar la Copa de leche, que ofrece a niños y jóvenes leche con pan casero, por cierto el pan   también esta elaborado en La Granja

La Granja sigue siendo una maravillosa locura en la que viven Sabrina y Winka como receptores del testigo de aquella pareja “loca”.
¡Por muchos años!