Entramos en Rosario, una de las ciudades "grandes" de Argentina, atravesando el enorme delta del río Paraná que durante kilómetros acompañamos en su crecida invernal. Una ciudad de más de un millón de habitantes, extensa y empobrecida en las grandes periferias como tantas. El gran negocio de la soja transgénica, hace que su puerto sea uno de los más grandes del país, donde los barcos chinos sacan la preciada haba verde por millones de toneladas para alimentar a sus cerdos al otro lado del planeta y cuyo negocio ha incrementado de forma brutal la trata de personas y el tráfico de drogas en la ciudad. Tres negocios de muerte que aquí se combinan a la perfección.
El frío invierno nos sigue, pero el calor y generosidad de Marian, Javi, Mora y Simón, con su acogida lo mitiga.
Comenzamos la ronda de encuentros y enredos, con las compañeras de la Secretaria de Genero de la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina), Liliana y Laura. La empatía y la sonoridad brotan rápidamente cuando comenzamos a compartir las dificultades y discriminaciones comunes en los diferentes espacios de lucha. Nos lanzan las escalofriantes cifras de feminicidio en la Argentina, donde cada día se asesina a una mujer por el hecho de serlo. Ellas, junto con la multisectorial de mujeres de Rosario han lanzado la Emergencia de violencia de Género para llamar la atención sobre la crítica situación. También realizan acompañamiento a mujeres que quieren abortar y quedan fueran de los supuestos legales, pelean por el reconocimiento de igual salario a igual trabajo, por la asignación universal por crianzas y por la innovadora propuesta de la Licencia laboral por violencia de género. Cuando les compartimos la herramienta de la Renta Básica de las Iguales como propuesta feminista, al igual que el resto de compañeras que nos estamos encontrando, se entusiasman con la idea y preguntan y dialogamos mucho sobre la misma. Hasta nos plantean realizar un taller sobre RBis en el próximo Encuentro Nacional de Mujeres que se realizará el próximo octubre en Salta, donde se vienen reuniendo más de 30.000 mujeres de organizaciones de todo el país. Igualmente nos ceden el local encantadas para la presentación del libro para el próximo día 11, de regreso en la ciudad. El tiempo se nos echa encima con muchos temas por continuar compartiendo pero... el 11 regresaremos.En el comienzo de la tardé asistimos a la conferencia de Jorge Rulli, viejo militante peronista que vivió el exilio y que al regreso al país, creó el Grupo de Reflexión Rural. De su dilatada experiencia pretendía ilustrarnos sobre los conceptos de Extractivismos, de globalización y neocolonialismos, poniendo en entredicho los modelos desarrollistas de los gobiernos "progresistas" latinoamericanos, que predican el contra imperialismo Yanki, pero que no tienen ningún escrúpulo a la hora de pactar con la burguesía paulista o el comunismo neoimperialista chino. Las caras de estos nuevos neocolonialismos son los agro negocios (con la soja transgénica y los agrotóxicos), la megaminería, el fracking, la destrucción y explotación de los recursos naturales irrecuperables. No podemos olvidar que estamos en el país que tiene el triste récord de ser el primer productor mundial de soja transgénica del mundo, y que nos hayamos en el corazón de la misma. La charla se realizó en un Bar "El Pichangú" que se gestiona como una cooperativa autogestionada y que da cabida a iniciativas sociales de muy diverso tipo.
En la noche, participamos de un Teatro de las Oprimidas, sobre la violencia obstetricia que el grupo de teatro Las Magdalenas condujo. Llama la atención el número elevado de cesáreas practicadas en el país que cada vez se incrementan más y como el maltrato a la parturientas es generalizado, sin respetar sus decisiones sobre medicalización, uso de drogas, modos y formas de parir y quedando todo en función de los tiempos y las necesidades de lo ginecólogos que han secuestrado a las mujeres con una violencia generalizada. ¡El parto es nuestro y queremos que nos lo devuelvan!
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