Seguimos la agenda de actividades de Rosario que hoy nos hace un regalo especial pues coincidiendo con nuestra estancia, en la facultad de Psicología hoy se inician las Jornadas sobre Derechos Humanos con un cartel sin desperdicio: Sergio Maldonado, Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel.
En el exterior de las facultades carteles reivindicativos decoran la calle y un ir y venir de personas. El pasillo de entrada esta repleto a izquierda y derecha de mesas, de tenderetes de los diferentes grupos que, unidos en una única fuerza reivindicativa, intentan sacar algo de plata
Las paredes con grafitis que, por cierto, no son nuevos, lo que nos da a entender que no es nueva la inquietud en esta facultad. Paredes, columnas, paneles... cualquier espacio es susceptible de denuncia y de frases llenas de significado.
Nada tiene que ver con lo que en la Europa que conocemos se entiende por Universidad, nada es aséptico al movimiento en este edificio de dos plantas con desconchones y paredes que en su día fueron blancas.
El salón de actos comienza a bullir, el público es joven y ahí estamos con Silbina, en cuarta fila, la mas cercana que hemos podido encontrar, frente a unas personas que nos remueven y renuevan el sentido de este camino, completando nuestra satisfacción con la visión de una generación que asegura el seguimiento de una manera de pensar y de vivir.
Sergio Maldonado y Adolfo Pèrez Esquivel son los primeros en aparecer en la sala. Sergio parece un poco perdido y Adolfo, con sus canas despeinadas, atiende un momento a la organización y la prensa.
Los medios de comunicación con sus cámaras ocultan a Norita que esconde vigor tras su figura frágil, a ella no le gusta el alboroto que levanta su presencia , ella es de la resistencia en las calles las aclamaciones le turban y, cuando ocupa su lugar en la mesa, hace gestos a la sala abarrotada para que cesen en sus aplausos.
Mas de seiscientas personas esperando escuchar las palabras de Sergio , Nora y Adolfo. A Mary se le empañan los ojos con el relato de Sergio Maldonado que narra como en los días de desaparición y asesinato de su hermano sufrió un shoch y no puede recordar demasiado. Fueron jornadas de angustia que el apoyo de Norita y Adolfo le hicieron superar.
La herencia de su hermano Santiago significa su despertar político, como si de una transfusión de sangre se tratara. Seguirá adelante para exigir reparaciones, para exigir que este loco neoliberalismo deje de matar a las mas débiles.
La cabeza de Norita apenas se alza sobre la mesa. Se levanta al tiempo que sujeta con fuerza el micrófono y se dirige con palabras sencillas llenas de sentido.
La cabeza de Norita apenas se alza sobre la mesa. Se levanta al tiempo que sujeta con fuerza el micrófono y se dirige con palabras sencillas llenas de sentido.
Entre bromas va rompiendo la vergüenza, es mujer de puño en alto y de voz clara, pide a las nuevas generaciones que no se olviden de quien es el enemigo, que la política del Fondo Monetario Internacional mata, que el G20 no debe existir. Le gustaría mas charlar se define como una mas y este formato de emitir discursos no le satisface demasiado. Mujer valiente, de pañuelo verde, de pañuelo blanco, de puño en alto, de lucha incansable y que contagia con su vitalidad. Norita, no mas!
Adolfo pérez Esquivel nos regala un discurso mas politico, siempre dentro de la sencillez de palabra , un lenguaje directo que ya nos coloca en una futura guerra del agua y de la riqueza de esta tierra. Nosotras ya casi ni le escuchamos, y no es por desinterés si no por prisa. Esta tarde hemos metido mas agenda que tiempo en las mochilas.
Lo dicho, que ponemos pies en polvorosa para acudir a una cita con La Feli, y vosotras os direís ¿quien es la Feli? Bueno, en parte nosotras también nos lo preguntamos… Por el camino compramos unas pastitas, por esa cosa de llevar algo cuando vas de visita.
La casa de Feli no esta muy lejos. Silvina toca el timbre, y, tras una verja blanca, aparece un viejo perro canelo, tras él una señora que se apoya en un bastón y se acerca despacio hacia nosotras.
Felisa es cariñosa,te mira a los ojos cuando habla, te toca el brazo y jueguetea con las llaves mientras se queja de que mate esta frío.
Estuvo en mil guerras y ganó cien mil batallas. Nos cuenta que no espera llegar a los cuarenta, si no que alguna bala se cruzaría con ella antes y que pasó mas miedo durante la dictadura Argentina que en la selva de Nikaragüa.
Se identifica “correntina”,, desciende de Corriente, una provincia al norte de Argentina, desde que en 1700 se fundó la ciudad.
Se emociona con la música popular de su tierra, para ella es un sentimiento que quizá lo puedan entender las personas de Euskal Herria o Cataluina, pero que nada te impide “ir haciendo cosas por el mundo”. Y es que Feli tiene cuatro nacionalidades: Correntina, Argentina, Francesa y Nikaragüense. Correntina que ha dejado su vida por las oprimidas.
En los 60 recibió sablazos de la policía, hacia teatro, dejaba horas en el cine, ligaba y, contra los deseos paternos, estudió medicina.
Comenzó ejerciendo en Goya, un pequeño pueblo Argentino, pasó por Mozanbique y, al estallar la revolución sandinista, se trasladó directamente a Nikaragüa, con ánimo quijotesco acude donde siente que debe estar.
Es médica y combatiente, y en el devenir de estos años violentos perdió personas muy queridas, hay mas cariño que tristeza cuando las nombra, por que si algo tiene claro Feli es que no estaban jugando... y en una guerra se muere.
Cuando triunfa la revolución sandinista para Feli comienzan los años de mudanza, primero Argentina, después París, de nuevo Argentina. Sin embargo no se asienta, para ella sólo son lugares sin un sentimiento motor de transformación social.
Lleva años, muchos ya, viviendo en Rosario.
¿por que me quede en Rosario? Ella misma realiza la pregunta mientras nos mira,...No se, creo que sentí que estábamos construyendo un nuevo sistema de sanidad.
Nunca ejerció a cambio de plata. En esto es rotunda y nunca es nunca!
Con sencillez y una media sonrisa nos dice que le van a dar la Distinción de Ciudadana preferida,se intuye que le da igual la distinción pero le llena de orgullo saber que se la dan por la coherencia en su vida. Y que nada le va a impedir ir con su pañuelo verde a este acto.
Felisa Lemos
Es hora de irse, Feli coge su bastón, el perro canelo nos acompaña hasta la verja blanca. Un abrazo, dos y Feli se emociona, ha revuelto sus recuerdos. Si antes a Mary se le empañaban los ojos con Sergio Maldonado, ahora es Bibi la que disimula su emoción.
Volvemos con Silbi a casa de Natalia a cenar, compartir y descansar. Ha sido un día de baño de humildad y aliento a continuar.
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