pensaleando.blogspot.com.- Hace poco estuve en Siena, en la siempre recomendable Toscana italiana.
No caeré en lo fácil loando arte, arquitectura y paisaje ...o si, porque en este caso lo obvio es cierto, merece mucho la pena...
Pero lo que quiero contar aquí es algo diferente, quizás igualmente conocido pero no por eso menos notable.
Se trata del funcionamento de las Contradas. La palabra “contrada” nombra a un conjunto de stradas (calles) que constituyen un barrio. Cada una se identifíca con un animal y una bandera, pero sobre todo con el arraigo de sus vecinos y vecinas que tienen un fuerte sentimiento de pertenencia al grupo.
Se trata de un sistema medieval que existía en todas las ciudades y que se fue perdiendo, pero se mantuvo en Siena, quien sabe por qué afortunada casualidad, extendiéndose por toda la ciudad vieja.
Cada contrada tiene su propio gobierno formado por unos administradores elegidos democráticamente, para un periodo concreto, entre los ciudadanos y ciudadanas del barrio, con la salvedad de que cada persona solo puede ejercer ese cargo una vez.
El patrimonio de la contrada susceptible de ser administrado consiste en propiedades, dinero u otros bienes que los propios vecinos fueron donando con ese fin y que en algunos casos, como los inmuebles, pueden a su vez generar rentas.
Este patrimonio se adminístra para el bien común, cubriendo necesidades comunitarias para el barrio, como parques para los niños y niñas, lugares de reunión o esparcimiento para la gente mayor, o el centro en el que se organiza la fiesta propia de cada contrada con el correspondiente santuario para su patrón o patrona. Del mismo modo se realízan apoyos puntuales cuando un vecino o vecina los necesita: por ejemplo, en el caso de un desahucio por problemas económicos pueden ceder una vivienda temporalmente y asumir una ayuda económica de urgencia mientras no actúan los servicios sociales del ayuntamiento.
En el resto de ciudades de origen medieval en las que la presión turística fue encareciendo el nivel de vida en el centro histórico, como Venecia, Florencia y muchas otras, los vecinos que tradicionalmente residían en esas zonas fueron poco a poco moviéndose al extraradio de las ciudades, a zonas más baratas o con mayores facilidades para la vida cotidiana. En Siena, por el contrario, el sistema de las contradas hace que la gente tenga ventajas evidentes además de una corresponsabilidad en el bien común (los vecinos de una contrada no consentirían que las demás tuvieran un bonito parque donde juegan los niños y niñas, y en la suya no pudieran disfrutarlo del mismo modo), por lo que las mismas personas que nacieron en el barrio durante generaciones siguen viviendo en las mismas casas de sus antepasados y se síenten orgullosos de contribuir a conservar un sistema de apoyo solidario que a todos beneficia.
Todas las contradas de Siena participan, con un caballo al que cuida la propia gente del barrio y un jinete profesional contratado al efecto, en el Palco, la carrera de caballos de origen medieval más famosa del mundo, que se desarrolla en la plaza central de la ciudad y en la que lo único que se gana es la honra de ser la contrada vencedora de ese año.
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