Valparaiso

Por las grandes avenidas de Santiago de Chile

fotoLa llegada, de nuevo a Santiago de Chile, el día 4 de septiembre, fue de cuatro personas cansadas, tras más de doce horas de viaje en colectivos y tras pasar casi tres horas en la frontera. Pero con todo, recordábamos el Cóndor que volaba observando nuestro colectivo, bajando los Andes; las pistas de esquí llenas de aficionadas al deporte de la nieve. Las retinas estaban cargaditas de vistas maravillosas, de paisajes únicos. Entrar en el gran Santiago, rompió toda la magia que habíamos acumulado durante la bajada de los Andes, de repente, todo eran coches, atascos, edificios pretendiendo llegar a las nubes, al lado de barrios miseria. Rodear Santiago, se nos hizo eterno. Llegamos con retraso de la hora acordada con las compas de Quimantu, pero allí estaba Mario, esperándonos en la Estación de Colectivos de CATA internacional, sobre la enorme Alameda, esa calle cargadísima de historia y sobre todo de historias. Subidas a la furgoneta de Mario, nos fuimos a su casa para cenar y concretar el plan de los próximos días. Fue llegar y descargar los libros que traíamos de muleras (la Quiebra del capitalismo y Globalización capitalista, luchas y resistencias, procedentes del deposito baladrino en América : Rosario). Fue cenar y regresar a la casa de Emma y Alicia (nuestra compa, que ahora será vecina de Santiago, a partir del día 14 de septiembre).

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