Salamanca. Razones para unas jornadas sobre violencia, represion y control social

cartelNunca fueron buenos tiempos para los empobrecidos, pero estamos en tiempos peores; y lo que queda por venir;  a pesar de los engaños que nos llegan, augurando el fin del principio, es obvio que de manera colectiva no lo alcanzamos a ver ni por asomo con algo de esperanza.

Antes al contrario, se está castigando de manera muy dura por parte del sistema a los más empobrecidos, utilizando el brazo firme de la clase política y económica,  con medidas ya efectivas y las que quedan por venir, como si ellos mismos y quienes compartimos con ellos nuestras vidas, fuéramos los culpables principales de tanta injusticia y precariedad.

No tener empleo y no poder acceder a él, y por lo tanto, tener extremas dificultades para acceder a la comida de cada día y a la vivienda como derechos irrenunciables, o hay que asumirlo como si sucediera  causa del azar y de la mala suerte, o hay que someterse por las buenas o por las malas a quienes controlan de manera nada ingenua los mecanismos con leyes aprobadas a tal razón.

Caer en las cárceles es estar condenado ya para siempre por la criminalización sin remedio, a ser señalado por la sociedad y sus mecanismos como culpables “sin remedio”, bajo la mentira de “reinserción”; enfermos mentales en las cárceles, muerte y violencia por estar en ellas, consumos extremos para continuar alimentando el negocio del narcotráfico, inmigrantes y extranjeros que se sienten abocados a la destrucción de sus vidas… es la dura realidad sin ningún atisbo de esperanza por una nueva manera de afrontar los conflictos por muy graves que sean.

Las personas que estamos en los barrios creímos y continuamos manteniendo la esperanza, aunque cada  vez menor, de hacer de ellos lo que les dio sentido, que fueran espacios para vivir ; y esto supone lucha, iniciativas nuevas, infraestructuras y, en definitiva, derechos sociales, que hoy no solo se niegan, sino que se castiga la movilización por ellos, o se silencia, o sin más se desprecia.

El nuevo Código penal, a punto de aprobarse; la nueva ley de Seguridad Ciudadana; la nueva vuelta de tuerca en los derechos laborales que parece que llegará; o la presión que se realiza en las cárceles por diversas formas y maneras, son algunos de los ejemplos de la irracionalidad con la que se intenta defender el sistema y a sus dirigentes al margen de las víctimas, que siempre esperan ser tratados como protagonistas de sus vidas, como personas, como seres humanos con todo el derecho a ser respetados como tales.

Poner a debate, a diálogo e información todas estas situaciones y probablemente muchas más; todo el dolor que de aquí se deriva, y todas las posibilidades que se pueden generar; o vislumbrar propuestas desde las que colaborar a otra sociedad más humanizada, es motivo suficiente para encontrarnos todas las personas que queramos, en esta semana, los días 10, 11 y 12 en la sede de CGT, a partir de las 19.00 horas.

No queremos someter nuestras esperanzas a la nada. Queremos creer que hay iniciativas y herramientas en personas y en colectivos que merecen la pena; y esas queremos sentirlas de todos y de todas para apoyarlas, pero en otro modelo de relaciones entre nuestras vidas y todas las vidas.

Este sistema siempre ensayó lo mismo y probablemente otros también; y al final uno y otros han fracasado o están abocados al fracaso; y, ante esto, tenemos el reto de algo nuevo y distinto por buscar. Repetir lo que no ha servido solamente generará más empobrecidos.

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