Movilizaciones por el 25 aniversario de la Insumisión en Bizkaia

fotoIntsumisioa 25 urteko borroka!!!!

El pasado jueves 20 de febrero, se conmemora el 25 Aniversario de las primeras presentaciones de insumisos ante los gobierno militares.

Por este motivo, diferentes personalidades de la vida social, cultural y sindical de nuestra sociedad han participado en una movilización ante el acuartelamiento militar de Bilbao. En esta comparecencia pública han asistido representantes de las ejecutivas de los sindicatos ELA, CCOO, LAB, ESK, STEE-EILAS, CGT y CNT.

A través de esta iniciativa se ha querido reafirmar la apuesta de diversos agentes sociales y sindicales por la vía de la desobediencia civil contra la injusticia y los ejércitos; y por un mundo sin guerras y sin gastos militares.

Han ejercido de portavoces en esta movilización Mariano Gómez insumiso que se negó a realizar la mili en agosto del 89. Fue uno de los primeros insumisos vizcaínos en ser juzgado. Todo ello hizo que fuera la primera persona en ingresar en la cárcel de Basauri por su condición de insumiso, en diciembre del 93.

Y Karmele Andrés perteneciente al Centro Asesor de la Mujer de Barakaldo “Argitan”.  Hay que tener en cuenta que uno de los aspectos destacados en la lucha antimilitarista de la insumisión fue la participación de las mujeres en las movilizaciones, las asambleas, colectivos y grupos de apoyo.

El ejército como institución (y el militarismo como ideología), impulsan claros valores patriarcales y machistas; además, las agresiones a las mujeres en los conflictos bélicos son utilizadas como arma de guerra; o el gasto militar supone impulsar recortes sociales en todos los servicios públicos y de atención a las personas dependientes.

COMUNICADO DE PRENSA: 25 AÑOS DE INSUMISIÓN y DESOBEDIENCIA CIVIL

Hoy, 20 de febrero, se cumplen 25 años desde que comenzó la campaña de insumisión (aunque la primera persona que se negó a realizar la mili por motivos políticos –Pepe Beunza– lo hizo en 1971). Desde entonces, más de 50.000 personas se han negado a realizar el servicio militar o la prestación sustitutoria y, como consecuencia de ello, cerca de 2.000 han pasado por prisión.

El gran volumen de gente implicada en la campaña de la insumisión, la convirtió en un referente mundial.

Gracias a este ejercicio de desobediencia -y al trabajo antimilitarista- se consiguió acabar con la mili. Pero, sobre todo, estos años supusieron un importante cambio social: se pasó de una sociedad donde lo habitual era cumplir con el servicio militar y colaborar con el ejército, a que la excepción fuera hacerlo.

FUERTE APOYO SOCIAL

A lo largo de todos estos años, el movimiento antimilitarista ha recibido un importantísimo apoyo. Sin él no hubieran sido posibles los mencionados logros. Otros movimientos sociales, universidades, sindicatos, intelectuales, personas de gran calado social o multitud de personas anónimas... han impulsado la desobediencia al ejército con su variado apoyo: auto inculpándose en los juicios, acudiendo a los diversos actos y acciones del movimiento antimilitarista; formando parte de los grupos de apoyo a los insumisos presos...

25 años después nos reafirmamos en el compromiso por una sociedad más justa y desmilitarizada.

EL LARGO CAMINO POR RECORRER

Sin embargo, el mundo necesita paz. Los ejércitos defienden los intereses de los poderosos: las guerras empiezan en los despachos de las grandes multinacionales y en los gabinetes de los gobiernos.

Los estados invierten porcentajes altísimos de sus presupuestos en gasto militar justificándolo gracias al miedo previamente inculcado en la ciudadanía. La fabricación y el tráfico de armas es un negocio redondo que mueve miles de millones de euros anualmente.

SEGUIMOS DESOBEDECIENDO

Por todo ello, desde el movimiento antimilitarista –y otras luchas afines- vamos a seguir desobedeciendo, protestando y luchando contra la injusticia y los ejércitos; porque la única vía razonable para construir un mundo sin guerras y sin gastos militares es la abolición de los ejércitos, la desmilitarización y destinar los ingentes presupuestos destinados al militarismo a cubrir necesidades sociales.

Sindicatos y colectivos sociales:

SINDICATOS:

ELA, CCOO, LAB, ESK, STEE-EILAS, CNT y CGT

COLECTIVOS SOCIALES:

Argilan, Asamblea Abierta en Defensa las Prestaciones Sociales, Berri-Otxoak, Danok Lan, Mujeres del Mundo, Posada de los Abrazos, R.B.U. Taldea (Renta Básica Universal), SOS Racismo, Ekologistak Martxan, Eguzki, Mugitu!, AHT Gelgitu Elkarlana, Komite Internazionalistak, Askapena, Sare Antifaxista, Asociación de Trabajadoras del Hogar, Centro Asesor de la Mujer "Argitan", Stop Desahucios, Kaleratzerik Ez-Plataforma de Afectados por la Hipoteca, M15M Bizkaia...

GRUPO ANTIMILITARISTA:

KAKITZAT (KOORDINADORA ANTIMILITARISTA)

Rodeando el Gobierno Militar de Bilbo: 25 años de insumisión... y lo que nos queda!!!

foto25 años de insumisión...

Este sábado a la mañana 100 personas participaron en una marcha bajo el lema “la música militar no nos gusta para bailar”. Amenizada por la Orkresta (Elektrotxaranga)

Trás rodear el Gobierno Militar se bajó hasta el local alternativo "Zirika Gunea" -en el Casco Viejo- donde se desarrolló un acto festivo en conmemoración de los "25 años de insumisión... y los que nos quedan!!!".

...desobediencia y antimilitarismo!!!

Hay que tener en cuenta que estos días se conmemora el 25 Aniversario de la protesta contra el Servicio Militar Obligatorio, más conocida como Insumisión.

A lo largo de los 12 años que duró esta estrategia de Desobediencia Civil No Violenta 25.000 jóvenes del Estado Español -12.000 en Euskal Herria- se declararon insumisos; de los cuales 1.670 jóvenes insumisos terminaron en la cárcel. Lucha que se desarrolló desde el año 89 hasta el 31 de diciembre del 2001 –fecha en que se abolió la mili-.

Reflexiones primer insumiso juzgado en Bizkaia

Han pasado 25 años desde que los objetores de conciencia organizados empezaran a poner en práctica la estrategia de desobediencia civil no violenta conocida como INSUMISIÓN.

¿Que ha quedado de todo aquello?, ¿Que enseñanza podemos extraer? Si miramos la situación actual, la que estamos viviendo, en mi opinión, aparece una clara. Aparte del poso antimilitarista que sin duda ha contribuido a consolidar en el ideario colectivo de una parte importante de nuestra sociedad,  la insumisión nos recuerda algo fundamental: el derecho a rebelarse ante una ley o una situación injusta, el derecho a decir no, el derecho a la desobediencia civil no violenta. 

Si repasamos su historia vemos que nosotras y nosotros, ciudadanas y ciudadanos corrientes podemos y debemos aprender a decir no; podemos y debemos decir basta, podemos y debemos apostar por ser parte activa. Que no podemos resignarnos a ser meros espectadores- sufridores de las decisiones tomadas desde las élites políticas, económicas, y/o militares. 

fotoQue nosotras y nosotros, ciudadanas y ciudadanos de abajo, si nos lo creemos, si decidimos ser parte activa podemos cambiar las cosas, podemos acabar con situaciones o con leyes injustas…. 

El movimiento de insumisión, además, nos recuerda que no  todo lo legal es legítimo, que no todo lo legal es justo, que no  todo lo legal es democrático… Y, por eso podemos  y debemos levantarnos, alzar nuestras voces frente a leyes o situaciones injustas. Rescatar la democracia con mayúsculas, recuperar el sentido del poder del pueblo, de la participación comprometida, de la exigencia de responsabilidades. Y hacerlo, al mismo tiempo, desde la desobediencia civil no violenta, desde la radicalidad democrática, asumiendo las consecuencias como mejor forma de poner en evidencia lo injusto del sistema, como mejor forma de poner en evidencia sus contradicciones, como mejor forma de ir ganando mayorías sociales.

Cuando se puso en práctica, ahora hace veinticinco años, la estrategia insumisa ante la entonces nueva ley de objeción de conciencia y el servicio militar obligatorio, parecía una locura. Ningún partido con representación parlamentaria, ningún partido de la izquierda, apoyaba la idea. Sólo desde la sociedad civil, desde el movimiento de objeción de conciencia se apoyaba. Los jóvenes que entonces optaban por esta estrategia de desobediencia solamente contaban con sus propias convicciones de lucha por una sociedad desmilitarizada, contra toda forma de dominación, contra el machismo, la sumisión, , contra la guerra preventiva, la política de dominación militar de los pueblos, la resolución armada y violenta de los conflictos, la carrera armamentística, la industria y el gasto militar; contra todo aquello que tan bien representan los ejércitos y, en aquel momento, la Mili. Y lo hacían desde la no violencia, asumiendo las consecuencias de sus acciones, soportando las penas que les fueran impuestas, o los golpes que les fueran dados sin responder. Dejando así siempre en evidencia a quienes les reprimían, les juzgaban, les encarcelaban, y ganándose cada  día  a una parte mayor de la sociedad. Utilizando formas de protesta transgresoras, diferentes, llenas de ironía, vitalismo, y, casi siempre buen humor. También ahí mostraron un camino diferente.

Cabe destacar también la forma de lucha colectiva, rompiendo moldes, dejando claro que las decisiones se tomaban entre todas y todos de manera colectiva, pero que, teniendo en cuenta a lo que nos enfrentábamos (penas de prisión, cárcel) había que respetar siempre las decisiones individuales.

25 años han pasado, miramos a nuestro alrededor y vemos como en plena crisis sistémica se siguen dilapidando miles y miles de millones de euros en gastos militares, mientras se recortan o suprimen derechos básicos; como se sigue tratando a las mujeres, como se sigue viendo al diferente como enemigo, como se lamina al diferente, o como cuando nace un niño o niña en este nuestro planeta recibe como herencia 15 condenas de muerte (que es la capacidad armamentística que existe de destruir el planeta en el que vivimos) en lugar de recibir el derecho a la satisfacción de sus necesidades básicas, a una vivienda digna, a la cultura y educación, a su desarrollo como persona. 

Por eso, pensamos que, hay más razones que nunca, o tantas como ha habido siempre para seguir gritando… INSUMISIÓN.

Mariano Gómez  (Objetor de conciencia e insumiso, uno de los dos primeros insumisos juzgado y preso de la C.A.V, y militante social)

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25 de Insumisión, desde la perspectiva de género

25 AÑOS DE INSUMISIÓN y DESOBEDIENCIA CIVIL.

Los 12 años de Campaña de Insumisión -desde 1989 hasta 2001 con la desaparición del Servicio militar obligatorio- produjo una experiencia de Desobediencia civil que generó un gran Movimiento An

Así mismo, durante toda la década de los 90 quisimos ser sujetos de la lucha antimilitarista, ocupar un lugar en el Movimiento que no se limitara al apoyo individual a los insumisos como parejas, hermanas o madres. De manera que se llevó a cabo un trabajo de  reflexión y debate alrededor del Militarismo desde un punto de vista de género. timilitarista.  Las Mujeres feministas nos posicionamos a favor de la Insumisión y en apoyo solidario a los insumisos.

Se denunciaba al Ejército -máximo representante del Militarismo- como el mayor exponente de la Violencia del Patriarcado.

Los valores que transmite -jerarquía, fe ciega, autoritarismo y la resolución de conflictos a través de la violencia- se encuentran a años luz de las reivindicaciones feministas. Las mujeres feministas luchábamos/luchamos por una Sociedad igualitaria, justa, solidaria y por la resolución pacífica de los conflictos.

Para cumplir estos objetivos, los instrumentos utilizados fueron, son y serán la Desobediencia civil no violenta y la Movilización social. 

25 años después nosotras también como mujeres feministas y antimilitaristas seguimos apostando por una sociedad desmilitarizada donde no tengan cabida ni campos de tiro, ni acuartelamientos e instalaciones militares, ni fábricas de armas, ni maniobras del ejército, ni Gastos Militares, sobre todo hoy en día en que los recortes de servicios sociales impiden mantener o poner en funcionamiento Recursos que pueden mejorar la vida de muchas mujeres; en mayor medida la de aquellas que se encuentran en situación económica precaria.

El Ejército, profesional o no, sigue siendo una lacra que denunciamos por sus valores machistas y porque  genera un incremento de fabricación y exportación de armas, un mayor control social y un aumento del gasto militar. En lugar de invertir en prestaciones sociales, vivienda digna, educación y sanidad, así como en el cuidado a pequeños y mayores, guarderías, residencias, hospitales,…En lugar de cubrir estos servicios básicos tan necesarios en la vida de las mujeres para mantener y mejorar su autonomía personal, social y económica,…En lugar de esto, los gobiernos siguen destinando partidas presupuestarias millonarias al militarismo y a las guerras. Hoy más que ayer, INSUMISIOA!.

Karmele Andrés, del Centro Asesor de la Mujer de Barakaldo “Argitan”.


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